Por: Jesús Silva R.
Por primera
vez desde que Rómulo Betancourt fue presidente, los adecos no tuvieron un
candidato presidencial y los culpables de tal evento fueron los sifrinos
dirigentes de Primero Justicia que le arrebataron la jefatura del antichavismo
en Venezuela.
La repetida
frase "no queremos nada con la vieja forma de hacer política", tantas
veces pronunciada por el ex candidato presidencial Henrique Capriles Radonski
hirió profundamente la moral de AD, antiguamente conocida como "el partido
del pueblo" y profundizó los rencores entre adecos y justicieros.
Ahora que el
candidato de la MUD fue aplastado en las pasadas elecciones presidenciales del
07 de Octubre de 2012, llega el ansiado momento para Henry Ramos Allup
(secretario general de Acción Democrática) para cometer venganza contra quienes
en un breve momento de esplendor fueron vistos como los sepultureros de su
reformista y clientelista partido blanco.
Ya los adecos
no necesitan refugiarse en una tarjeta falsa como aquella de la unidad (que fue
más bien evidencia de la división). Ahora van con su propia tarjeta blanca y
aspiran que la tarjeta amarilla de estos burguesitos hijos de papá y mamá
queden en el sótano de la clasificación electoral el próximo 16 de diciembre, o
como se dice coloquialmente, que lleguen detrás de la ambulancia porque ese
pudiera ser el principio de su funeral político.
Inexpertos,
inmaduros, voluntaristas, arrogantes y sectaristas, los burguesitos
neofascistas de Primero Justicia abusaron de la autosuficiencia y en su delirio
narciso creyeron poder vencer a Chávez con una avalancha de votos amarillos
amparados en sus técnicas gringas de publicidad, llamadas telefónicas desde
México a nuestros electores y otras locuras sifrinas.
Pero Chacao,
Baruta, Caracas del Este y los Altos Mirandinos no representan Venezuela y por
eso, el chavismo popular triunfó nuevamente. Además dentro del oposicionismo
más del 70% de la votación lograda por Capriles Radonski provino de tarjetas
ajenas a la de su partido ultraderechista y por eso Ramos Allup lanzó a viva
voz su rencorosa frase: "sólo, nadie puede" en referencia a que sin
alianzas no hay victoria posible ni para PJ ni ninguno.
Lo cierto es
que ni solos ni en conjunto, el pantano que dirige la derecha venezolana tiene
posibilidad de superar al chavismo, de modo que ahora solo le queda pelear a
mordiscos y patadas por el reparto de ciertas gobernaciones y en ese contexto
los adecos intentarán causar el mayor daño posible en Miranda donde si pierde
Primero Justicia, podría ser una herida mortal contra ese partido y AD podría
asegurarse nuevamente la capitanía del oposicionismo venezolano.
Si por el
contrario, aun con las divisiones internas, los lechuguinos, petimetres,
ultramontanos (así mentados por Ramos Allup) sobreviven en Miranda; en el escenario
general de gobernaciones y consejos legislativos los adecos (apoyados por
Copei, UNT y otros) tendrán ventaja para desarrollar una nueva política
destinada a ser la primera fuerza antichavista en nuestro país. Capriles
Radonski se disolverá como tableta efervescente en el panorama presidencial
venezolano y ni con el dineral mostrado en su campaña podrá cambiar ese
destino.
Los hechos
evidencian que donde no hay ideología al servicio del interés colectivo, la
política termina siendo una guerra entre empresas privadas (con fachada de
partido político) y tal es el caso de la derecha venezolana actual, al menos en
lo que respecta en su alta dirigencia política y partidista.
Tal escenario
explica la necesidad de que la Revolución Bolivariana asuma el reto de
emprender una política dialéctica e innovadora que conquiste la voluntad de
esos seis millones y medio de venezolanos que el 7 de octubre votaron contra el
proyecto socialista porque de lo que se trata es de hacer crecer la mayoría
patriótica a fin de implantar cambios irreversibles en favor de la inclusión
social y nuestra soberanía popular.
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