se hace camino al andar

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17 octubre, 2016

"Ni Trump, ni Clinton", dice un gringo descontento

 

Jesús Silva 

"Ni Trump, ni Clinton", dice un gringo descontento llamado Eric Draitser (analista político radicado en Nueva York) al responder a la entrevista que le hice. Pero él no es el único que opina de este modo ya que tradicionalmente la mitad de los ciudadanos estadounidenses decide no votar, es decir, existe un 50% de abstención tradicional que supera los cien millones de personas. 

Ver video: Ni Clinton, ni Trump, dice un gringo descontento: http://youtu.be/rSY0supvy0Q?a 

Profundizando en el panorama electoral de los Estados Unidos de América, quise saber si Eric estaba ganado a usar la teoría de "The Lesser Evil", dicho de otra manera, escoger el "mal menor" votando por el menos malo de los dos candidatos con chance de ganar. 

Con contundencia, Eric respondió "no" y explicó que votar por Donald o Hillary es como votar por un lado o el otro de las corporaciones gringas, de Wall Street y del imperialismo, entonces, por ahora, para el pueblo no sirve de nada su derecho al sufragio. 

Eric y yo estamos de acuerdo, en mi criterio EEUU celebra cada 4 años un reality show electoral donde republicanos y demócratas protagonizan una divertida competencia entre partidos burgueses. Obviamente la clase trabajadora no tiene representación política ni nada que ganar, excepto promesas que no serán cumplidas. 

Agrega mi amigo estadounidense, que con gusto apoyaría a pequeños partidos de izquierda que existen en su país, no porque puedan ganar la presidencia, sino porque simplemente eso es un paso a favor de organizar a las bases populares para en el futuro oponerse al régimen capitalista, algo que para Eric es lo único que puede favorecer al pueblo en la política elitesca de EEUU. 

Ciertamente, el mundo entero debería saber que mientras en EEUU se mantenga un régimen de dos partidos que representan a las corporaciones (grandes grupos de poder militar, industrial, bancario y comunicacional), el pueblo estadounidense no podrá avanzar hacia un nuevo modelo de justicia social. 

Desde mi particular análisis, Donald es el billonario que invade la política con la aceptación de algunos empresarios, mientras que Hillary es la ficha de la burocracia imperialista durante los últimos 8 años. En pocas palabras si Donald es un poder burgués, Hillary es el gran poder burgués, en ello radica su ventaja electoral. Hay billones de dólares de por medio. 

Para ganar las elecciones, Trump necesita que su discurso provocador haga que gran cantidad de obreros blancos estadounidenses voten por su oferta racista, ultranacionalista y populista de "especulamos pero damos empleo". En efecto, la fuerza de Trump se basa en el resentimiento social de la clase trabajadora blanca que se siente desatendida por Obama y que ve en Hillary más de lo mismo. 

Por su parte, la victoria de la Clinton radica en la probable abstención del 50% y que voten los mismos de siempre pues logrando una votación respetable entre la ciudadanía blanca y arrasando entre las minorías raciales a su favor, su triunfo será inevitable. Como lo ven, son totalmente superficiales las diferencias entre el ex dueño del certamen Miss Universo y la ex Primera Dama que dejó dejar pasar el desenfreno sexual de su marido (caso Bill Clinton vs Mónica Lewinsky) para mantener vivas sus aspiraciones presidenciales.

En resumen, sólo la unión de sectores segregados que tuve la fortuna de conocer en ese país (negros, latinos, indios, musulmanes, socialistas, trabajadores, etc) podrá construir la alternativa para transformar el capitalismo norteamericano y derrotar plagas como: racismo, proliferación de armas de fuego, estupefacientes, explotación laboral y usura. 

Por ahora, Trump y Clinton son la versión gringa de AD y Copei antes del chavismo, ambos son caricaturas como lo ha sido Obama, quien pasa a la historia como otro que recibió el Premio Nobel de la Paz sin merecerlo.