se hace camino al andar

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17 marzo, 2013

Fue justo que muriera como Presidente en funciones



Jesús Silva R.

La muerte del Presidente Hugo Chávez fue informada al mundo en la tarde del 5 de marzo de 2013, luego de casi 4 meses después de su última aparición pública (08.12.13) cuando anunció su viaje a Cuba para someterse a una cuarta operación, ante la reaparición del cáncer en su cuerpo. Severas críticas se produjeron contra la situación que el oposicionismo calificó como información imprecisa, insuficiente, poco transparente e inclusive falsa y las exigencias de una exhibición pública del convaleciente paciente no cesaron nunca. El chantaje mediático de la oposición fue: "Que renuncie o que aparezca ya. Que entregue su acta de defunción ahora o que se asome al balcón del pueblo".

Desde sectores afectos con el proceso bolivariano, se produjo la opinión de dar cumplimiento a las últimas directrices del máximo líder venezolano, en lo que atañe a la convocatoria de una nueva elección presidencial si por motivo sobrevenido él se viera inhabilitado (incapacitado), para ejercer el mandato que el pueblo le ratificó el 07/10/12. No obstante una sentencia del TSJ le otorgó la posibilidad de juramentarse después del 10 de enero de 2013, una vez que cesara el motivo sobrevenido (enfermedad y convalecencia postoperatoria).

Dicha sentencia, que pareció ser un permiso a tiempo indeterminado, a su vez creaba la apariencia de que Nicolás Maduro estaba siendo autorizado para permanecer al frente del Gobierno Nacional sin límite de tiempo. Ello estimuló el criterio de que tal situación era jurídica y políticamente inconveniente y que más bien convendría a la nación, que la fuerza revolucionaria tomara la iniciativa de encarar un nuevo escenario electoral para relegitimarse, ahorrarle incertidumbre al pueblo y no darle pretextos al adversario afanado en desacreditar y subvertir la democracia bolivariana.

Sería inoficioso indagar si las decisiones políticas de estos últimos cuatro meses estuvieron sujetas a factores extra políticos que imponen discreción, como por ejemplo un pronóstico crítico de la evolución médica del Comandante Chávez. Lo evidente es que el hecho de que la figura histórica de Chávez haya fallecido con la investidura de Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, es un acto de justo reconocimiento a la dignidad del hombre propiamente dicho.

De tal reconocimiento se deriva un valor agregado ante el pueblo que lo sigue, vale decir, un colectivo humano (más de 8 millones de votantes), emocionalmente conmovido, para el cual habría sido inadmisible ver morir a su líder, en ninguna otra situación que no fuera la de Presidente; porque de ello emana un inmenso significado psicológico, emocional, político y también electoral, para el pueblo venezolano.

Ahora frente al inminente e ineludible desafío de una nueva elección presidencial en 30 días, como lo manda el Artículo 233 de la Carta Magna, se debe cerrar el paso a las matrices mediáticas de un oposicionismo que no da tregua en su empeño de estimular fricciones dentro del propio chavismo, como con su reciente especulación vinculada a quien ha debido ejercer el cargo del Presidente Encargado (Diosdado o Nicolás), en cualquier caso el anuncio del CNE en cuanto a la fecha electoral ha tenido influencia decisiva en el curso del debate nacional, este 14 de abril los venezolanos escogemos Presidente y de alguna manera la figura Chavez estará presente.