se hace camino al andar

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19 octubre, 2008

EL LIDERAZGO HISTÓRICO DEL PRESIDENTE CHÁVEZ


Por: Jesús Silva R.

Garantía de unidad política revolucionaria.

Una victoria de las fuerzas políticas leales al proceso revolucionario encabezado por el comandante Chávez en este venidero evento electoral del 23 de noviembre impulsará el avance del pueblo venezolano hacia el Estado democrático y social de Derecho y de Justicia así como el desarrollo de un modelo político garantista de los derechos humanos y sociales donde existan cada vez menos seres explotados y excluidos. Sin embargo, no es menos cierto que un sereno ejercicio de análisis sobre un improbable escenario de derrota electoral contra los bolivarianos nos permitiría esbozar las principales consecuencias de semejante desdicha política. Por lo tanto, bien vale la pena pasearnos por este ámbito, en el entendido que nuestro propósito es precisamente contribuir a la profundización de la conciencia ideológica popular respecto a la defensa de sus intereses y conquistas de clase.

Si los partidos de la nefasta burguesía venezolana se apoderasen de un importante número de gobernaciones y alcaldías, la oposición gozaría de condiciones favorables para el renacimiento de su vocación fascista, tal como sucediera en aquel infausto año 2002. Con toda certeza, utilizarían los espacios regionales de gobierno como plataforma político financiera para el relanzamiento de sus campañas de agresión y sabotaje sistemático contra los programas del ejecutivo nacional. Se convertiría el año 2009, en un período de grave retroceso para el movimiento revolucionario y en la fase de recomposición de fuerzas pro imperialistas, antipopulares y subversivas organizadas para delinquir contra la institucionalidad democrática. A su vez, esa negativa alteración del mapa político motivada por la pérdida de espacios anteriormente conquistados por el chavismo, comprometería seriamente la posibilidad de presentar con éxito al país una propuesta de enmienda constitucional que conceda la opción de reelección presidencial sin más restricciones, pues a todas luces, la preservación del liderazgo histórico de Chávez constituye un elemento fundamental para la supervivencia de nuestra joven Revolución Bolivariana.

Seguramente habrá "pensadores democratistas" que invocarán con ligereza el principio burgués de la alternabilidad democrática para así justificar que es necesario ir buscando un sucesor a Chávez una vez que haya concluido su período gubernamental. Dicen algunos que ello fortalecería las bases orgánicas de una vanguardia revolucionaria basada en la "dirección colectiva". No obstante, parecieran no visualizar con suficiente claridad que no debemos crearnos dogmas sobre la alternabilidad o cualquier otro principio cuando una revolución es asediada por feroces enemigos externos e internos y se encuentra ante la necesidad prioritaria de defenderse y preservarse. Desconocer estas consideraciones sería favorecer el triunfo de la derecha antisocialista, tanto en el terreno electoral como en cualquier otro. Ciertamente el liderazgo histórico del presidente ha sido por más de una década como hasta hoy: Garantía de unidad política revolucionaria.