se hace camino al andar

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06 julio, 2009

NOS JUGAMOS EL PRESTIGIO EN HONDURAS



Por: Jesús Silva R.

En la crisis política de Honduras está en juego algo más trascendental que el retorno al poder de un presidente, es precisamente la consolidación del modelo de democracia popular, soberana e independiente en América Latina lo que en esencia se debate. Durante las últimas dos décadas, la burguesía transnacional promovió la falsa idea de que una nueva doctrina de institucionalidad democrática se había desarrollado en nuestro subcontinente, trayendo consigo garantías de paz y estabilidad política para la felicidad de toda la región. Tal patraña sobrevivió en tiempos donde el Imperialismo Yankee nos controlaba mediante una mayoría de gobiernos antinacionales entregados a su servicio, por lo cual bastó la llegada de la Revolución Bolivariana para que modernas conspiraciones, ahora más multifacéticas y mediáticas, propiciaran el regreso de los golpes de Estado a nuestra vida política.

Sendos ataques golpistas dirigidos desde Washington contra nuestra democracia en el año 2002, marcaron el reinicio de feroces agresiones burguesas contra la esperanza popular como advertencia de que la Casa Blanca y sus cobardes secuaces no tolerarían fácilmente a regímenes que sean desobedientes al imperio. En efecto, a medida que Venezuela ha aglomerado a países hermanos con sus principios de soberanía popular e independencia nacional, se ha desatado una nueva etapa de asaltos neocolonialistas como en los casos de Bolivia, Ecuador y ahora Honduras. En la actualidad, el nuevo bloque progresista latinoamericano encara su mayor desafío: Demostrar la viabilidad del proyecto popular antiimperialista derrotando el primer golpe de Estado consumado contra uno de sus colaboradores.

Presenciamos un escenario inédito en el cual nuestra patria bolivariana encabeza una heroica campaña de solidaridad en defensa del pueblo de Honduras, que junto a los Estados miembros del ALBA, ha obtenido un respaldo unánime de la comunidad internacional (especialmente la OEA y la Unión Europea) en rechazo al golpe de Estado y por la inmediata restitución de la democracia en ese país. La actual coyuntura política revela que la estabilidad de los gobiernos permanece sujeta a los intereses de clase y no a ficticias doctrinas institucionalistas desprovistas de contenido ideológico y queda claro que la falsa paz que se nos vendió en décadas pasadas era sostenible mientras la burguesía pudiera saquear a nuestras naciones.

En el presente, la nueva correlación de fuerzas favorable al bloque progresista latinoamericano persuade al presidente Obama y la élite europea a jugar con prudencia su ajedrez político para no contradecir los vientos mayoritariamente democráticos y antifascistas que hoy condenan y aíslan internacionalmente a la repugnante secta de gorilas civiles y militares que se ha instalado por la fuerza en tierra centroamericana. Nuestra lucha revolucionaria por establecer sistemas democráticos que prioricen la consulta a los ciudadanos, el protagonismo popular y la inclusión social esta representada en esta histórica campaña internacionalista; el mundo entero nos observa y no cabe duda de que el desenlace de esta lucha será determinante en el prestigio de la Alianza Bolivariana y en el porvenir del movimiento antiimperialista a escala global.