se hace camino al andar

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05 noviembre, 2011

MUD, EL "PACTO ANTI-CAPRILES" Y EL INICIO DE LA GUERRA SUCIA


Por: Jesús Silva R.

El apoyo de Copei a Pablo Pérez ratifica la existencia de, al menos, dos consorcios de la actual política venezolana al servicio del capitalismo. Por un lado, liderando está Acción Democrática (AD) y le siguen Copei (organización cuantitativamente disminuida en comparación con su mejor época) y una serie de pequeños partidos con ideologías diversas, que va desde los neoliberales radicales hasta los renegados de la izquierda arrepentida.

AD y sus amigos representan la ambición de supervivencia del célebre Pacto de Punto Fijo, dicho de otro modo, el retorno de muchos dirigentes y colaboradores de los gobiernos que empobrecieron al pueblo, afectaron el patrimonio público y entregaron el petróleo de la república a los intereses del imperialismo yanqui.

Del otro lado está un grupo de personajes recientes en las lides electorales, una generación de jóvenes emprendedores del oficio político que tienen en el partido Primero Justicia su referencia más notoria y desarrollada. Estos muchachos, mayoritariamente hijos de familias ricas desencantadas del viejo liderazgo puntofijista (AD-Copei) que permitió la llegada de Hugo Chávez a la Presidencia, son la esperanza de amplios sectores de la burguesía venezolana que aspiran reimplantar un gobierno empresarial donde el capitalismo y sus leyes de la máxima ganancia arrasen con las conquistas sociales (educación, salud, alimentación, seguridad social, etc.) de la Revolución Bolivariana.

Adicionalmente, adecos y "justicieros" se disputan la popularidad dentro de la clase media incauta, aquella que sueña con caminos mágicos para escapar de la vida asalariada y entrar en la élite de los empresarios (capitalismo popular y autobus del progreso); pero que por el mismo efecto embrutecedor de la propaganda burguesa, es una clase que ignora que los hijos de sus patronos explotadores son los que hoy les ofrecen construir un nuevo país con "igualdad de oportunidades".

Haciendo un poco de historia, es pertinente precisar que posteriormente a que Rafael Caldera (ficha alternativa de la burguesía venezolana) cumpliera su mandato presidencial, ya muchos factores indicaban el carácter inminente de la victoria presidencial de Hugo Chávez y con ello el fin de la sociedad de compadres (desgastado Pacto de Punto Fijo) que por cuarenta años administró nuestro país. Es así que desde que se aproximaba aquel primer triunfo revolucionario de Chávez y, por consiguiente, el auténtico quiebre del nefasto régimen puntofijista (1998), ha sido el partido Acción Democrática quien ha dicho siempre la última palabra a la hora de escoger el candidato que compita contra el comandante bolivariano.

Henrique Salas Römer fue el primer escogido, su designación como candidato se hizo sobre el cadaver político del ex hombre fuerte de AD y ex caudillo Alfaro Ucero; en su cruel entierro partidista participaron sus discípulos Antonio Ledezma y Henry Ramós Allup (el hoy todopoderoso secretario general de AD). Más tarde un exótico suceso de la historia política, llevó a los adecos a postular a un viejo compañero militar de Chávez como su rival a la presidencia. Por último, un "desangelado" Manuel Rosales, sería la última carta adeca en el derrotado empeño por reconquistar el Palacio de Miraflores.

Hoy AD, con el cuchillo entre los dientes, defiende su sitial de honor en el escenario del antichavismo, pero se encuentra en disputa contra un nuevo liderazgo político de origen social más elitesco y mayor abolengo (Primero Justicia). Ambos bandos se desprecian mutuamente, ambos bandos son consorcios en el negocio de hacer política al servicio del poder y del dinero. Ambos consorcios lucharán hasta el límite por imponer su candidato en las mencionadas elecciones primarias de la Mesa de la Unidad Democrática, y esto constituye un acontecimiento nuevo en el ámbito politológico.

Es seguro que en ese corto camino electoral interno se morderán con rabia unos con otros y será difícil ocultarlo ante el país y sus propios seguidores del electorado opositor. Pablo Pérez (gobernador del Zulia) será la barajita de los adecos y sus secuaces copeyanos, así como del Partido "Un nuevo tiempo" (una especie de AD-Capítulo Zulia), a este gobernador le acompaña la veteranía de Henry Ramos Allup, un consumado erudito de los pactos, alianzas y cogollos al estilo de desocialdemócratas como Rómulo Betancourt y Carlos Andrés Peréz, aunque con inferior carisma.

En tal contexto, Ramos Allup ya pegó primero, promoviendo un acuerdo para que haya elecciones primarias para la Gobernación del estado Miranda pero no en la del estado Zulia. Con ello se le cuida el puesto a Pablo Pérez, quien inicia la competencia interna sin nada que perder, mientras que al mismo tiempo se desestabiliza y causa angustia en el gobernador de Miranda, Henrique Capriles Radonski (HCR), lo cual no es un evento casual, pues ha sido denunciado por los propios justicieros, además conviene tener en cuenta su situación actual como ficha fundamental de Primero Justicia para la candidatura presidencial y por consiguiente principal rival de AD dentro del antichavismo.

Sin duda las temerarias maniobras de Allup podrían malograr la hasta hoy alta popularidad de HCR en el campo electoral del oposicionismo, pues ya en los pactos de pasillo le arrancaron el apoyo de Copei (el partido que vio nacer a Capriles).

Aunque los copeyanos al principio hacían amagues de irse con Leopoldo López, quizás por el remordimiento de despreciar a su hijo político HCR, al final se cuadraron abiertamente con AD y su recién llegado, Pablo Pérez. Habrá que revisar si esta jugada no termina reforzando a HCR con la interesante imagen del opositor "anti-puntofijista".

Nuestra tesis politológica advierte, por ahora, tres situaciones: 1) la candidatura de Leopoldo López es absolutamente destinada a restarle votos a HCR y el ex Alcalde de Chacao está dispuesto a hacer lo que adecos, brujos y curanderos le recomienden hacer para amargarle la vida y la carrera política a sus ex amigos de Primero Justicia, quienes le arrebataron el regalo de mamá (su partido).

2) Continuará la vieja usanza adeca y Ramos Allup morirá con las botas puestas, es decir, apostará por una campaña basada principalmente en alianzas con directivas partidistas, creyendo que con ello arrastrará los votos de toda (o casi toda) la militancia inscrita en esas organizaciones, así como sus afiliados, adherentes, simpatizantes y amigos; tal como ocurría en la Venezuela puntofijista. ¿Será que nada ha cambiado en la política criolla?

3) Capriles y sus "partners" (socios yuppies) apostarán por un esquema de la nueva política que se manifiesta en esa otra Venezuela antichavista en el siglo XXI, esto es, la posibilidad de que su figura individual (HCR) sea capaz de extraer votos de AD, UNT, Copei, Proyecto Venezuela y todos los demás partidos que se han adherido a la candidatura de Pablo Pérez. (HCR intentará quebrar el mito puntofijista de la disciplina partidista, ganar más votos con menos partidos).

HCR También deberá, y seguramente lo hará, esforzarse en nutrir su candidatura con el apoyo de las nuevas organizaciones gubernamentales que han irrumpido significativamente en el contexto sociopolítico venezolano (y que también dan votos) como asociaciones civiles, grupos estudiantiles, colegios gremiales, frentes sociales y colectivos de nuevo tipo.

Para convocar a estos grupos sociales, HCR apelará a su argumento propagandístico principal, algo que puede operar en detrimento mediático de Pablo Pérez: "Soy de la nueva Venezuela, no soy del puntofijismo".

En conclusión, si a los adecos no le dan los números (encuestas) convertirán este Pacto Anti-Capriles en una peligrosa guerra sucia, porque para ellos todo vale. Al "desangelado" Pablo Pérez lo enaltecerán como ejemplar padre de familia y harán contraste con Henrique Capriles Radonski, quien cercano a sus 40 años, permanece en situación de soltero y sin hijos. A la repulsiva especulación contra la vida privada nos oponemos, tampoco compartimos el criterio hipócrita del conservadurismo burgués (respecto a que todo político de alto nivel debe ser esposo y padre, pues ello no necesariamente simboliza mayor credibilidad o solvencia ciudadana) pero es una infeliz matriz de opinión que desde ya viene sonando desde los propios sectores de la oposición.

Futuros estudios nos conducirán a valorar cual sería el papel del candidato oposicionista en confrontación con Hugo Chávez (2012). 

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