se hace camino al andar

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30 julio, 2012

SI CAPRILES QUIERE DEBATIR, QUE DEBATA CONMIGO



Por: Jesús Silva R.

En días recientes ha sobresalido ante la opinión pública la pretensión del Comando de campaña del candidato Henrique Capriles Radonski, respecto a que se efectúe un debate entre éste y el candidato de la patria, Hugo Rafael Chávez Frías. De dicha aspiración del equipo de oposicionista es factible inferir el propósito de acortar la ventaja que prácticamente todas las encuestadoras le otorgan a Chávez en cuanto a los porcentajes de preferencia entre los electores venezolanos.

Efectivamente, todos los contendores que han enfrentado electoralmente al actual Presidente de la República, han procurado forzar la celebración de un debate público, evidenciando así que históricamente siempre el candidato menos favorecido en los sondeos de opinión, el más interesado en la concreción del careo bilateral.

Si bien es cierto que existe una superioridad notable en la oratoria y la lucidez de Chávez, en comparación a las modestas destrezas mostradas hasta ahora por Capriles en estos renglones; no es menos real que lo tácticamente recomendable es no conceder al adversario ninguna oportunidad o escenario que pueda posibilitarle que modifique o reduzca o revierta la mayoritarias tendencias que le presagian una contundente derrota electoral.

En tal sentido, la visible recuperación de la presencia mediática de Chávez, ratifica su carácter de máximo actor político del país, que no tiene ningún saldo positivo que conquistar a través de un impredecible debate, que de hipotéticamente sus citarse, sería aprovechado por los laboratorios de propaganda oposiciones para cualquier efectista ajeno a la política de altura.

En resumen, la combinación balanceada, entre presencia de Chávez en los medios de comunicación, y el apoyo del PSUV, conforman el guión básico suficiente para el desarrollar una campaña electoral triunfante y simultáneamente desenmascarar las frecuentes contradicciones e incapacidades del candidato de la oligarquía venezolana y extranjera, Capriles.

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26 julio, 2012

EL VERDADERO ROSTRO DE LULA DA SILVA


Por: Jesús Silva R. 

En cuanto a Luiz Inácio Lula Da Silva, ex Presidente de Brasil, generalmente sólo se ha dicho que ejerció la presidencia del país más extenso y poblado de América Latina, mientras que la derecha mundial pretende falsificarlo como el revolucionario que abandonó el radicalismo ideológico para poder triunfar electoralmente.

En realidad, su principal mérito radica en trajinar por la vida política desde los tiempos de Unión Soviética y no extinguirse hasta llegar a la era de las revoluciones democráticas del siglo XXI. Como notable intérprete de las derrotas electorales que sufrieron los partidos marxistas latinoamericanos (mal influenciados por la Perestroika), años después este mismo hombre supo encarar los desafíos del nuevo siglo, con sus alianzas y la redefinición de las luchas populares.

La historia ha consagrado a Lula como el estratega capaz de demostrar que al capitalismo se le pueden ganar elecciones, pero que ello exige superar el sectarismo, los dogmas y el narcisismo de la vieja izquierda, pues hoy nuevos actores han obtenido relevancia más allá de los aparatos partidistas y sindicales (movimiento de los sin tierra, frentes sociales, comunas, trabajadores no dependientes). Fue con estas y otras reflexiones que el obrero metalúrgico que cuatro veces había intentado conquistar la presidencia, finalmente logró una victoria heroica frente a una de las burguesías más poderosas del mundo.

Es así que este cofundador del Foro de São Paulo y maestro de la diplomacia dialéctica que prioriza el interés de su nación, ha manifestado recientemente su apoyo al candidato de la patria, Hugo Chávez; lo cual ratifica su apego a las causas populares, al socialismo así como su total deslinde con el desangelado candidato oligarca que desde la TV venezolana dice parecerse a él.

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24 julio, 2012

CIENTÍFICOS DE LA POLÍTICA VERSUS PORRISTAS EMOCIONALES



Por: Jesús Silva R.

Si pensamos en la política como ciencia social que analiza las formas de generar y organizar el poder en la sociedad, el cual contiene un objeto, métodos, principios y leyes; entonces andamos en el camino correcto del conocimiento.

Pero si nos planteamos la política como una guerra emocional sin marco racional, donde prevalece el amor al mesías y el odio ciego al adversario; es evidente que nos hundimos en el más caótico primitivismo.

Si estudiamos la alianza entre clases sociales y sus partidos políticos, y que a partir de tales surge un entramado de intereses que procuran instalarse como vanguardia gobernante; es seguro que estamos asimilando las máximas de la política y su realidad circundante.

Si por el contrario, asumimos el hecho político como la simple confrontación de un juego de béisbol entre Caracas Magallanes, entonces haremos el papel de "Cheer Leaders", porristas, barra brava, hooligans; pero en ningún caso nos aproximaremos a la ciencia aplicada ni a la luz del saber elemental.

Si de manera serena nos paseamos por los argumentos del adversario y los propios, hacemos honor a los valores de la libertad, la democracia, los derechos humanos, la diversidad y el pluralismo; estaremos cerca de garantizar que sea el formato del diálogo y la paz el que prevalezca para la resolución de los conflictos sociales, y que el Estado y el régimen democrático realmente sirvan para la convivencia armónica.

Si más bien le damos la espalda a la tolerancia y al respeto a la diversidad, y nos sentimos propietarios de verdades absolutas que no admiten discrepancias; pudiéramos contribuir a la bestialización y la animalidad en la sociedad, la cual más temprano que tarde nos llevará a escenarios de violencia impredecible, pérdida de la convivencia e incluso la guerra civil.

En definitiva, podemos ser científicos de la política para promover la paz y la sociedad sin clases, o comportarnos como meros porristas de causas fundamentalistas y fetichismos desquiciantes. Cada quien decide.

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21 julio, 2012

EEUU, LA ECONOMÍA Y LOS PELIGROS



Por: Jesús Silva R.

La tesis del crecimiento perpetuo del capitalismo no fue más que una fábula triunfalista del imperialismo estadounidense que se autoproclamaba como sistema invulnerable basado en el consumismo, al finalizar la Guerra Fría.

De allí que el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, ha calificado al sueño americano como un mito, sobre todo cuando desde el año 2008 el 1% de los ricos del planeta obtienen casi el 93% de los ingresos en el país.

Estados Unidos sufre una crisis sólo comparable a la recesión de 1929 y su modelo se debilita al estilo de la Unión Europea. La nefasta política de recortes neoliberales y otras distorsiones se suman a la lista del capitalismo financiero transnacional en el siglo XXI donde el paradigma del Estado de bienestar es sistemáticamente desmantelado y reemplazado por brutales programas de austeridad a la usanza del clásico Lord Keynes y su teoría económica de explotación.

Variaciones del mercado internacional, especialmente en los precios del petróleo, impacientan al belicismo del imperio yanqui que recurre al saqueo de recursos extranjeros para abastecerse y arreglar sus problemas de déficit e insolvencia. Crece el peligro de una segunda Primavera Árabe en busca de oro negro.

Luce como actuación prudente que países como Venezuela, cuya venta de petróleo a Estados Unidos es significativa, tomen precauciones frente a probables conmociones dentro del comercio internacional e inclusive un cambio de Washington en su política dirigida a las naciones que conforman América Latina.

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