se hace camino al andar

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30 octubre, 2011

NUESTROS ALIADOS EN ESTADOS UNIDOS


Por: Jesús Silva R.

Construir con los Estados Unidos de América una relación de respeto a la soberanía popular e igualdad entre los Estados  ha sido una aspiración principal en la política exterior de la Revolución Bolivariana desde su comienzo.

Por tal motivo, la  óptica del internacionalismo socialista nos advierte que el Imperialismo Yanqui  y el pueblo estadounidense no constituyen un mismo sujeto, ya que el primero es la élite totalitaria que desde ese país dirige el poder político y económico, mientras que el segundo es un conglomerado (mayormente clase trabajadora) donde crece el descontento por las acciones antipopulares de la cúpula oficial.

Imperialistas son la banca especulativa que opera desde las grandes capitales de EEUU, al igual que los empresarios del guerrerismo y los jefes (sector público y privado) de los demás programas expansionistas yanquis destinados a explotar la mano de obra barata y apoderarse de los recursos de otros pueblos. Pero imperialistas jamás fueron quienes públicamente promovieron la objeción de conciencia contra la guerra, la segregación racial y la restricción de los derechos civiles, como los asesinados Martin Luther King, Malcoml X, o el aun viviente Muhammad Ali, quien ante la invasión a Viet Nam manifestó: “Por qué este Gobierno me pide ponerme un uniforme y viajar diez mil millas a descargar bombas y balas sobre los amarillos de Vietnam mientras los negros de acá somos tratados como perros.”

Es por estas consideraciones que caracterizar la composición poblacional de EEUU de acuerdo a la dialéctica revolucionaria es un requisito obligatorio para ejercitar una plan integral de diplomacia constructiva que tenga entre sus cualidades más importantes la articulación de alianzas con los numerosos sectores progresistas de la sociedad norteamericana que, al igual que en Venezuela, abogan por la efectiva restitución del multilateralismo como doctrina jurídica y política para garantizar un mundo de paz y el cese definitivo del intervencionismo militar imperialista como supuesta alternativa para solucionar conflictos.

22 octubre, 2011

ASESINATO DE GADDAFI Y MASACRE CONTRA LIBIA

Abg. Jesús Silva R.

El asesinato de Muammar Al Gaddafi (ex dirigente de la República Islámica de Libia) no es el triunfo de la libertad, ni de la democracia, ni de la justicia occidental contra un supuesto totalitarismo islámico, tal como lo han venido proyectando los grandes medios de comunicación del imperialismo yanqui y sus aliados en el bandidaje.

Muy por el contrario, es la tarea cumplida por la potencia expansionista más peligrosa que el mundo ha conocido (EEUU), un puñado de gobiernos europeos que le siguen y un contingente de mercenarios árabes que gozaron del suministro de armas y el apoyo aéreo de la OTAN.

Se puede discrepar de uno o varios aspectos de lo que fue el régimen gaddafista, verbigracia, el mesianismo, la falta de alternabilidad en el mando o cualquier otro elemento que a la luz del modelo político occidental resulta incorrecto para un sistema de libertades; pero por encima de eso es menester considerar que esas fulanas democracias de EEUU y Europa hoy son altamente denunciadas por sus propios pueblos y mal pueden constituir ejemplo de convivencia, equidad o bienestar para el resto de naciones del mundo.

Gringos y europeos, al materializar la invasión de Libia, escudándose una vez más en grandes matrices de comunicación para distorsionar la realidad y justificar sus crímenes frente a la opinión mundial, demuestran que realmente no existe el Derecho Internacional Público ni nada parecido a un auténtico sistema de normas capaces de regular las relaciones de los Estados en función de la no agresión y la resolución pacífica de los conflictos.

Si algo debemos lamentar hoy, además de la desgracia que ha acontecido sobre todo el pueblo libio durante estos seis meses de bombardeos indiscriminados, es la situación de incertidumbre en que nos encontramos los pueblos que ante el ojo imperialista representamos un obstáculo para sus pretensiones de saquear los recursos naturales extranjeros (petroleros, gasíferos, etc), someter a todos los gobiernos soberanos y en definitiva dominar el mundo.

Hoy, ante la total inexistencia de seguridad jurídica en el contexto internacional, se comprueba el perjuicio causado por la desaparición de la URSS, que en su tiempo garantizaba un equilibrio militar y geopolítico frente al agresivo EEUU.

De allí que estos sucesos infaustos de invasiones y masacres arbitrarias de un Imperio que libremente atropella al resto del planeta, sea absolutamente necesario apoyar todas las iniciativas que desde cualquier lugar del orbe se encaminen a la construcción de la tan nombrada multipolaridad del siglo XXI.

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17 octubre, 2011

EL CAPITALISMO POPULAR DE MARÍA CORINA MACHADO

 
Por: Jesús Silva R. 

Hemos subrayado en análisis anteriores que la campaña de la precandidata presidencial María Corina Machado posee un ingrediente exótico dentro de la constelación oposicionista de Venezuela, y tal es su capacidad de atrevimiento en el discurso. En efecto, mientras el resto de precandidatos juegan a la demagogia de la confrontación indirecta contra el Presidente Hugo Chávez, es decir, se enfocan en desprestigiar su gestión, pero aparentemente evitan criticar al dirigente propiamente dicho, es evidente que nadie con mayor énfasis que María Corina ha alzado la consigna del anticomunismo contra el Gobierno venezolano actual y acusa a su máximo dirigente sobre su presunta intención dictatorial y vitalicia en la silla presidencial.

Especularíamos si le atribuyéramos a una sola persona tanta creatividad en la táctica electoral, sobre todo cuando comparamos (con conocimiento de la cultura política estadounidense) las semejanzas entre el estilo mediático de esta respetable dama oposicionista y el manual de comportamiento electoral en EEUU, pues muy al estilo de Sarah Palin (ex gobernadora de Alaska y compañera de fórmula presidencial del senador Jhon McCain en 2008), Machado está curtida en el histrionismo frente a las cámaras de televisión, sabe seducir en la pantalla y aprovecha cada situación controversial o problemática que acontece en la sociedad venezolana para responsabilizar al Gobierno Nacional, todo ello como labor sistemática de propaganda para debilitar la reputación del régimen político actual.

De igual modo, mientras otros precandidatos presidenciales y dirigentes oposicionistas repiten hasta el cansancio una serie de consignas huecas que distan mucho de un serio programa administrativo de gobierno, por ejemplo: "Las mejores ideas para Venezuela", "el autobús del progreso", "todos los derechos para todas las personas", "oportunidades para todos", "venga la inversión extranjera", "por una Venezuela de todos los colores", entre otras más; es Machado quien con su peculiar coraje, por primera vez presenta un ensayo de modelo ideológico con abiertas intenciones de competir contra el socialismo del Siglo XXI defendido por el Presidente Chávez, se trata de su flamante Capitalismo Popular.

Si bien es cierto que las consignas de los otros oposicionistas constituyen maniobras para ocultar sus intereses antipopulares y neoliberales como fieles hijos (consanguíneos o adoptados) de la burguesía venezolana, no cabe duda que la utopía del Capitalismo Popular podría convertirse en el experimento conceptual más desarrollado contra un proyecto socialista latinoamericano desde que Washington lanzara a Violeta Chamorro (la apacible ama de casa) cuya fraseología pacifista derrotó electoralmente a los sandinistas nicaragüenses.

En esencia, estudiar la conducta mediática y electoral de Machado reviste pertinencia, porque a nuestro juicio ella representa la auténtica vocación de la "aristocracia gringo-venezolana" que adversa a Chávez, la cual se caracteriza por la proyección hegemónica, la transición nacional a través de un período de severa aplicación de "justicia" a los chavistas y la rápida reorganización del país, la implantación drástica de una economía de libre mercado y grandes privatizaciones en reemplazo de la actual política de protección e inversión social (misiones, subsidios, microcréditos, banca popular, servicios públicos, etc), total apertura a la inversión extranjera (venta de Pdvsa), entre otras medidas de enajenación del país, muy al estilo de esquemas económicos neoliberales que han fracasado, como por ejemplo en Chile, actualmente hundido en una terrible crisis social.

No se trata de que otros oposicionistas no compartan estos planes de nuevamente convertir a Venezuela en colonia de los Estados Unidos, sino que es Machado quien, en su modo histriónico, emotivo y delicado, más nítidamente lo expresa y defiende. En definitiva, ningún personaje influyente de la oposición responderá interrogantes vitales para el porvenir de Venezuela, tales como: 1) ¿Debería una nueva Ley Orgánica del Trabajo incluir derechos de propiedad para los trabajadores sobre los medios de producción (empresas, tierras, bancos) donde laboran y así erradicar la explotación de los patronos?; 2) ¿Habrá garantías de que la campaña de desmejoras contra la clase trabajadora (recorte de salarios y seguridad social) que ocurre en Europa y EEUU no se implementará en Venezuela?; 3) ¿Ante el escandaloso fracaso del neoliberalismo privatizador en el mundo, se respetará que los servicios públicos como salud, educación, alimentación, entre otros, tienen que permanecer bajo control del Estado?; 5) ¿Puede el capitalismo (forma asalariada de la esclavitud) realmente ser "popular"?; y 6) ¿Ante un eventual regreso de la derecha al Gobierno Nacional, se garantizarán los derechos civiles y políticos previstos en la Constitución vigente, la no suspensión de libertades ciudadanas y la no persecución política contra el pueblo como ya ocurrió en buena parte del régimen puntofijista (Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Carlos Andrés Pérez, etc.) y más recientemente en abril de 2002?.

Lo lamentable y dramático para la democracia venezolana es que estas preguntas nunca serán contestadas públicamente por los voceros del oposicionismo nacional; por lo cual será el pueblo de Venezuela quien con su organización política, su desarrollo ideológico y finalmente mediante el sufragio, ejercite su soberanía suprema para resolver acertadamente el destino nacional. De tal dictamen dependerá avanzar a la igualdad social y el verdadero progreso colectivo o recaer en la espantosa trampa del pasado caracterizado por la falsa democracia, la marginación contra los humildes y la masiva violación de los derechos humanos. ¿Podrá Machado embellecer la explotación? 

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10 octubre, 2011

INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DEL CHISME


Por: Jesús Silva R.

Según la Real Academia Española, por chisme se entiende: "Noticia verdadera o falsa, o comentario con que generalmente se pretende indisponer a unas personas con otras o se murmura de alguna".

Aunque mucho se comenta sobre el chisme desde el punto de vista cotidiano porque a veces causa risa y a otras indignación, dependiendo de la relación directa que tenga con éste (sea usted víctima o victimario), lo cierto es que rara vez se ha publicado un estudio metodológico o sistemático para explicar las razones que convierten en chismosos a individuos que parecerían normales.

Para tal fin, apelamos a la teoría del conocimiento que identifica nuestros análisis con nombre y apellido: Materialismo histórico, es decir, un enfoque de la realidad humana que reconoce el desarrollo económico como base de la cultura, la política, las normas, la ideología, la tradición, la moral, las instituciones y demás aspectos que rigen la vida de la sociedad.

Considerando la influencia general de la economía, es posible diferenciar el bienestar mental, de las personalidades más desarrolladas en las actividades del trabajo y la producción de riquezas, frente a aquellas que se encuentran perdidas en la desocupación, la falta de oficio o excesivo tiempo disponible para la ociosidad. 

Es el caso que desde el origen de la especie humana, el trabajo ha sido un elemento esencial para el progreso de la capacidad cerebral del individuo, ya que a través de la actividad laboral permanente es que la humanidad ha acumulado inmensos saberes y producido las valiosas obras científicas y tecnológicas, que generación tras generación, han favorecido al mundo hasta nuestros días.

Resulta un hecho evidente en el transcurrir del tiempo, que los mejores talentos del ser humano se manifiestan mediante el trabajo productivo, y en tal sentido, es obvio también que la ausencia de desempeño laboral (trabajo), perjudica la naturaleza humana al crear deterioro en las capacidades mentales y aptitudes del individuo.

Abordando el punto del deterioro intelectual de la persona y de la falta de actividad laboral, como causante de este terrible mal, es relevante ubicar en el contexto actual de la sociedad competitiva, las consecuencias que los sujetos con estas características de desventaja sufren en sus relaciones sociales. 

Nótese que si el trabajo es el motor del desarrollo intelectual y material de la gente, y es bien conocido que en la sociedad actual hay más demanda de empleo que ofertas para trabajar, no cabe duda que existe una competencia laboral que genera como resultado que algunos salgan victoriosos, alcanzando nuevas posiciones y otros caigan frustrados e ingresen a la masa de los marginados del mundo productivo.

He allí el escenario (circunstancias sociales) de partida que impulsa a emprender el oficio del chismoso, se trata principalmente de quienes no han logrado satisfacción ni plenitud mediante el cumplimiento de los objetivos deseados (personas que no están viviendo la vida que han querido vivir). 

Son éstos quienes más se destacan por promover especulaciones, rumores, maledicencia o injurias que de alguna manera puedan menoscabar la reputación de aquel que tiene la dicha de haber conquistado alguna meta o situación favorable, que es codiciada en una comunidad determinada o en la mayoría de la sociedad.

Ahora bien, habiendo aclarado que la existencia de desigualdad social en el campo del trabajo es una injusta realidad provocada por el sistema económico excluyente y por ende, un fenómeno generador de resentimiento, que a su vez motiva a la fabricación del chisme para desacreditar a quienes se encuentran en mejor situación; es fundamental agregar ahora que el origen de esta problemática nace del trabajo, pero siempre se extiende al universo de los bienes, valores, dones y atributos de la sociedad, siempre por la infeliz situación de que unos son propietarios de tales y otros no.

Es así que por ejemplo, quienes poseen talento, inteligencia o gracia, son frecuentemente objeto de matrices de opinión negativas (chismes) que persiguen desprestigiarlos frente a la colectividad, con el propósito de derribarlos de la próspera posición social que ocupan a consecuencia del agrado, admiración, confianza o respeto de la gente.

Es precisamente la envidia de los individuos vacíos, opacos y carentes de bienes sociales que iluminen su espíritu propio, quienes más sufren envidia como resultado de su insatisfacción personal; y es esa envidia, ese deseo ilegítimo de arrebatar la riqueza moral, intelectual o material del otro, lo que causa la amargura al envidioso y que a continuación lo conduce a desplegar el chisme como actividad maligna mediante la cual aspira degradar o reducir los méritos públicos de su víctima para entonces remediar la sensación de inferioridad que en el fondo el victimario tiene contra ésta.

Desde el punto de vista de las carencias e inconformidades en la realización personal se explica que individuos aparentemente afortunados (miembros de la clase social privilegiada), con un buen empleo, una empresa, una vida familiar estable, amistades genuinas, etc., se sientan en el fondo miserables e insatisfechos, ya que independientemente de los bienes materiales o espirituales que posean a su alrededor y que despierten admiración en terceras personas, la realidad es que estos seres humanos no están ejerciendo la actividad que realmente los complace, ni viviendo la vida que verdaderamente desean.

Por tales motivos, plagas como el chisme y la envidia (esta última madre de la primera), son fenómenos que afectan a todas las clases sociales (burguesía, capas medias, trabajadores, pequeña burguesía, etc.) es decir, tienen carácter policlasista, pero no constituyen un asunto meramente psicológico o afectivo, sino el producto objetivo del régimen social capitalista, de explotación del hombre por el hombre (y mujeres) donde la humanidad no dispone de libertad plena para desplegar y ejercitar todas sus capacidades creativas y productivas y por tal motivo surgen desigualdades y contradicciones en el ámbito de las relaciones sociales que conllevan a la insatisfacción, la infelicidad y las malas conductas que afectan la convivencia.

En efecto, si trabajáramos mancomunadamente en una sociedad sin clases, si todos pudieran dedicarse a las tareas de preferencia propia y tales fueran suficientes para vivir confortablemente, universalmente gozaríamos de una alta calidad de vida material, intelectual y espiritual que haría desaparecer a envidiosos y chismosos, habida cuenta de que no tendrían resentimiento que padecer, ni materia sobre la cual pronunciarse, ni infamia que fabricar, ni especulación que difundir de puerta en puerta, ni cretino comentario que esparcir mediante pin, e-mail, facebook, twitter, messenger, teléfono, susurro al oído, etc.

En definitiva, el trabajo, entendido como actividad cuyo valor radica en la creatividad, productividad y aporte a la sociedad, es lo que nos brinda gratificación personal y aprecio de la comunidad. 

Sólo el trabajo sano y feliz nos libera de conductas mediocres y atrasadas, como el chisme y la envidia, pues muy al margen de que con una posición social determinada materialmente nos hagamos ricos o no, lo importante es la riqueza espiritual, intelectual y moral que se conquista auténticamente y que nos consolida como personas libres de conductas primitivas e instintos de rapiña como los que hemos denunciado.

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09 octubre, 2011

PRECANDIDATOS DE LA MESA DE LA UNIDAD DEMOCRÁTICA

Por: Jesús Silva R.


En las llamadas elecciones primarias de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) lucen con opción de triunfo los aspirantes que poseen apoyo de estructuras partidistas tradicionales, mientras que las individualidades sin el respaldo de una maquinaria reconocida tienen menor favoritismo.

Tanto Pablo Pérez como Henrique Capriles necesitan apoyos adicionales para la victoria. Para el zuliano, el decisivo el respaldo de AD todavía se lo disputa Antonio Ledezma, mientras que al mirandino (primero en las encuestas) le tocaría arrasar en la preferencia de los pequeños partidos y el oposicionismo no militante.

Por otro lado, existe quien apuesta por su carisma personal en el electorado opositor más allá del poder de las estructuras partidistas o la disciplina militante para el voto, como la diputada María Corina Machado, dama que proviene de una ONG (Súmate) que en su momento demostró capacidad operativa al organizar nacionalmente el fallido “Firmazo” de 2003, además de contar con un importante lobby internacional reconocido desde su reunión con el entonces presidente George W. Bush.

Otros partidos de menor dimensión buscan adherirse a alguna de las opciones mejor ubicadas ante la estrepitosa pérdida de prestigio que ha sufrido el ideal unitario. Del mismo modo individualidades que no tienen partido político grande ni cargo público con proyección nacional, se encaminan a negociar su utópica aspiración presidencial a cambio de apoyo para concursar por una gobernación e inclusive por una alcaldía se sentirían más que recompensados.