se hace camino al andar

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11 junio, 2009

ESTADO SOCIAL VERSUS ESTADO LIBERAL



Por: Jesús Silva R.

Dos modelos de Estado, profundamente antagónicos entre si, han entrado en confrontación final en el siglo XXI y del resultado de esta disputa dependerá que un modelo de sociedad humanista se imponga en el planeta para garantizar la supervivencia digna de nuestra especie. Grandes sucesos globales revelan que el viejo Estado liberal, ése que prioriza la generación de riqueza material por encima del bienestar humano, ha entrado en crisis.

La idea de igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos sin atención a sus diferencias socioeconómicas y la instauración de regímenes de libre mercado con mínima intervención del poder público han causado la ruina absoluta de los pueblos. Ha muerto la falsa creencia de que toda administración privada es más eficiente que la pública y un rotundo ejemplo de ello es el creciente desastre financiero e industrial que sufren los estadounidenses a consecuencia de la explotación, especulación y corrupción de su clase capitalista.

Un esquema radicalmente distinto nos plantea el Estado social, que reconoce y garantiza de modo preferencial los derechos de los sectores sociales vulnerables, puesto que fija mecanismos para igualar socialmente ante la ley a los sujetos desiguales. Es así como en los conflictos entre trabajadores y empresarios, este Estado defiende los derechos vinculados al Hecho Social del Trabajo (acceso al empleo, la sindicalización, salario, estabilidad e inamovilidad, ambiente laboral sano, vacaciones, límite de la jornada y la seguridad social) como bienes jurídicos de valor supremo frente a la libertad de empresa (facultad del dueño a dirigir como quiera su compañía siempre que no viole las normas).

De lo anterior se interpreta que el respeto al trabajo prevalece sobre la libertad que tiene el empresario de despedir o reprimir los derechos de sus trabajadores. Esto demuestra que ante el choque de bienes jurídicos entre ricos y pobres, el Estado social no concede igual trato a todos para que gobierne la fuerza del más adinerado, sino que aplica una defensa prioritaria del débil jurídico para impedir la injusticia.

En idéntico sentido, se brinda protección preferencial a la mujer, visto que ante las diferentes formas de discriminación de género extendidas por el mundo, urge darle curso a procedimientos que aseguren a las féminas una total equiparación con los varones en el ejercicio de sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, así como la efectiva prevención de la violencia intrafamiliar de la que frecuentemente son víctimas. Con ese objetivo, el Estado social estipula medidas cautelares de protección a la mujer que denuncia la agresión de su marido, lo cual, lejos de significar una violación de formas procesales, constituye más bien un acto expedito de amparo a la vida de la débil social frente al riesgo inminente de muerte o lesión grave. Igualmente ocurre con el principio del interés superior del niño y del adolescente, que bajo la tutela del Estado social, hace valer el bienestar de los menores de edad por encima de los intereses adultos.

Defendemos el Estado social porque es el máximo garante de los derechos de los explotados y demás sectores marginados: clase popular, asalariados, obreros, amas de casa, artesanos, estudiantes, clase media y pequeños comerciantes. Sépase que nuestra filosofía no contempla como solución el asistencialismo y la caridad a los necesitados ni la reproducción de nuevas elites privilegiadas, sino que luchamos por formar un Estado de transición gobernado por el pueblo, que promueva la educación y dignificación de los excluidos mediante el trabajo productivo dentro de una economía de justicia social que nos conduzca a la igualdad de clases y a la erradicación total de la pobreza.

02 junio, 2009

PORQUE VARGAS LLOSA RECULÓ



Por: Jesús Silva R.

Invitado por una de esas organizaciones no gubernamentales patrocinadas por intereses antinacionales, llegó de visita a nuestro país, el señor Mario Vargas Llosa, figurando entre sus credenciales, su condición de ex peruano, ex comunista, ex candidato presidencial y ex dirigente político. Seguramente este perfil haga pensar que sus mejores tiempos pertenecen al pasado, aquellos días vibrantes de 1967 cuando al recibir el prestigioso premio Rómulo Gallegos, el joven escritor declaraba “la literatura es fuego” y resplandecían ideas revolucionarias. Hoy de aquel escritor solo nos queda un nostálgico recuerdo, como sucede con todos los que como él, renegaron de si mismos y cayeron en el abismo sin retorno de los antihistóricos y los desclasados.

En el siglo XXI, cuando han reaparecido maravillosos vientos revolucionarios en nuestra amada América Latina, el ahora convertido en ciudadano español regresa a Caracas con un reducido grupo de pensadores para promocionar la vieja y derrotada tesis neoliberal, algo así como un intento por revivir al más emblemático cadáver de la economía en años recientes. Enterrada está la idea de que el Estado debe desaparecer de la sociedad para otorgarle poder ilimitado al mercado, pues nadie es mejor que éste para administrar las riquezas y el trabajo. Nunca fue más evidente el fracaso de ese modelo, ya que ante la generalizada quiebra financiera del Imperio Yanqui, ha sido su propio gobierno quien se ha visto forzado a intervenir para contener el caos. ¿Cómo calificará el neoliberalismo, la respuesta de Obama al inmiscuirse en los asuntos de la economía privada? Seguramente esto perturbará las mentes de sus grandes gurúes mundiales como Fukuyama o Cavallo, o de sus aprendices criollos como Emeterio Gómez o Miguel Rodríguez.

Sin duda, intentar revivir al fenecido esquema neoliberal (rechazado por la mayoría de los pueblos del mundo), es una pretensión infeliz que no ganará credibilidad ante las grandes masas. Por ello ha quedado descubierto que el verdadero plan de estos intelectuales tarifados era insultar al pueblo y a nuestro presidente como acto delictivo de provocación, en espera de que el gobierno venezolano aplicase alguna medida disciplinaria para entonces fabricar un escándalo mediático ante el mundo. Terminado el show y al no poder mostrar evidencias de haber sido atropellados por el supuesto régimen antidemocrático, estos petulantes caballeros no tuvieron más opción que limitarse a deleitar, por una noche, las fantasías monárquicas de la alta sociedad caraqueña que sueña con derrocar a Chávez. Por último, mientras que el pueblo venezolano permanecía atento frente a sus pantallas, en espera del encuentro propuesto por el presidente para debatir personalmente con los neoliberales, nos enteramos que el acto había quedado desierto porque Vargas Llosa reculó.

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http://www.aporrea.org/venezuelaexterior/a78854.html