se hace camino al andar

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13 febrero, 2015

Con el SIMADI, marginales somos todos

Jesús Silva R. 

Buscar dólares a fin de enriquecerse en vez de trabajar para generar riquezas, es el máximo ejemplo de oportunismo venezolano en la época actual. Ningún país ha logrado el desarrollo económico y la prosperidad a través de ciudadanos cazafortunas, aprovechadores y buscavidas. Socialismo es trabajo productivo, no especulación monetaria. Por eso insistimos, quien quiera dólares que los traiga desde el exterior pero que no se los chulée a la industria petrolera venezolana. Que trabaje turismo y le cobre en dólares a turistas que visiten Venezuela o que preste servicios a empresas transnacionales y cobre en moneda estadounidense. 

Es cierto, los dólares son de todos los venezolanos pero durante cien años estos le han sido entregados a empresarios parásitos que succionan al Estado venezolano y hacen inversiones fraudulentas o ilegalmente ventajosas en perjuicio de la nación. Ese fenómeno venezolano de los petro chulos, petro parásitos y petro lambusios que se comen los petro dólares regalados por el Estado, lo denunciamos recientemente en televisión de EEUU, debatiendo con burgueses venezolanos, entre ellos Alejandro Grisanti, Director del consorcio bancario Barclays y Pedro Mario Burelli, ex director de PDVSA. Ver video: https://www.youtube.com/watch?v=Cd0-fkTlRqw 

Ocurre que en una economía realmente basada en justicia social, esos dólares deben ser prioritariamente asignados a cubrir necesidades de sectores sociales vulnerables como niños, niñas adolescentes, amas de casa, tercera edad, obreros, campesinos, estudiantes, entre otros. Pero en ningún caso, para hacer más ricos a los ricos. 

En mi caso soy un venezolano nacido en clase media, acumulo 35 años de edad, profesor universitario desde 1998, abogado desde 2002 y todo lo que modestamente he logrado (vivienda familiar, carro propio y ahorros) ha nacido estrictamente de mi trabajo directo como profesional, jamás le he arrancado un dólar al Estado pues tengo la certeza de que otros sectores sociales necesitan esas divisas más que yo. ¿Entonces hasta cuándo el gobierno otorgará dólares subsidiados a bandidos de cuello blanco para que sigan engordando sus fortunas de dudosa procedencia que no generan beneficio a la nación hoy agobiada por acaparamiento, contrabando, bachaqueo e inflación? ¿Podrá resolverse la guerra económica si el gobierno sigue regalando dólares a burgueses promotores de dicha guerra? Yo creo que no. 

 De tal manera que el nuevo sistema se llama marginal porque sólo marginalmente se puede repartir lo que no se tiene en abundancia, y en el caso venezolano los dólares son en su mayoría petro dólares, es decir, el 95% de los recursos nacionales provienen de la exportación de petróleo. De modo que Venezuela dispone de muy pocas petro divisas luego de la estrepitosa debacle de los precios de los hidrocarburos a nivel mundial. Vale decir, una debacle que EEUU y Arabia Saudita se encargarán de prolongar. Hace tiempo propusimos que el gobierno debe descontaminar la economía venezolana, es decir, dedicar los pocos petro dólares a importar alimentos y medicinas que todavía no se producen en nuestro país. Sólo estos dólares permanecerían en el tipo de cambio preferencial de 6,30. 

Todos los demás dólares que no fueran para la compra de productos esenciales, deben ser liberados, lo cual significa que el Estado venezolano no los puede subsidiar y quienes los quieran comprar, deberán pagar la tasa del mercado internacional. Sin embargo se ha lanzado el SIMADI o sistema marginal de divisas, y no es absurdo que se les llame marginales a los bandidos chupa dólares, desde los pequeños raspa cupos hasta los corruptos autores de grandes saqueos contra el tesoro público, pero sospecho que dicho sistema corre el riesgo de causar más confusiones en la población, que en vez de educar al pueblo para que deje de buscar dólares que no necesita y enseñarlo a por fin trabajar productivamente, más bien se vuelve a crear una falsa expectativa de que ahora si viene la repartidera de dólares a precio regalado. 

 Difícilmente la oferta del SIMADI podrá satisfacer la demanda, y a la vuelta de unas semanas, el mercado negro podría dispararse a tasas mucho más altas, una vez que se concrete una nueva decepción en miles de venezolanos "traga dólares" como ya aconteció en sistemas anteriores como Cadivi, Sicad I, Sicad II, y todos los demás. Al pueblo no se le debe ilusionar, más bien se le debe inculcar espíritu de sacrificio y extrema dedicación al trabajo. Una nación que aspira permanentemente a capturar un dólar que no es producto de su trabajo propio sino de la renta petrolera, para revenderlo más caro, es una nación condenada al subdesarrollo y al fracaso. Definitivamente, con el nuevo SIMADI, marginales somos todos.