En nuestra patria, la economía productiva nacional ha sido históricamente inferior a la requerida para satisfacer las necesidades básicas de la población y nuestro “oro negro” (altamente exportable y por ende fácilmente convertible en dólares) ha sido el recurso primordial para la compra de las manufacturas que fabrican los países industrializados. El macabro capitalismo rentista e importador prevaleciente en Venezuela es el factor que dispara los índices de desempleo, pues la mayoría de la clase empresarial no desarrolla actividades productivas en nuestro país y por este motivo emplea una baja cantidad de trabajadores.
La verdad es que con la globalización, los burgueses venezolanos se han dedicado más al comercio que a la fabricación de bienes, lo que los convierte en tragadores dólares y máximos importadores de mercancías extranjeras que luego venden con sobreprecio en el mercado local. Destaco como ejemplo lo que ocurre con la industria del calzado, dado que tuve la experiencia de trabajar como Inspector Nacional del Trabajo en el año 2008 en defensa del Derecho Laboral con la Federación Nacional de Trabajadores del Calzado de Venezuela y demás organizaciones sindicales del ramo.
Junto a estos camaradas revolucionarios, combatimos la artimaña empresarial de importación indiscriminada de zapatos asiáticos y el intento de cerrar de talleres nacionales. Contra despidos masivos, reducción de personal y sustitución del hombre por la máquina, sólo la lucha unitaria de los trabajadores por el Socialismo nos dará la soberanía productiva.
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