Por la unidad y el debate con respeto. En el largo proceso de acumulación de fuerzas inherente a todo proceso de cambio son muchas las amenazas que atentan contra la posibilidad de concretar una revolución popular triunfante. En efecto, el instrumento político que agrupa orgánicamente a los sectores revolucionarios y populares debe reunir una amplia gama de cualidades políticas que le permitan avanzar hacia la sociedad socialista sin perecer en el intento; esto implica desarrollar en el seno de sus miembros la suficiente solidez ideocientífica para conducir a los trabajadores explotados hacia su liberación entendiendo a estos sujetos como protagonistas insustituibles de dicho proceso y al mismo tiempo promover un alto nivel de conciencia política defensiva para proteger al movimiento popular contra la infiltración de reformistas, predicadores, farsantes y demás cazafortunas que procuran torcer el rumbo de nuestras legítimas aspiraciones revolucionarias.
Un auténtico partido revolucionario persigue crecer y certifica con su praxis social que su prioridad es vincularse con las masas en sus espacios naturales de acción, es decir, conforma colectivos revolucionarios dentro de las industrias, las fábricas, el campo y demás centros de producción económica a los fines de consolidar un verdadero nexo político de identificación con la clase popular para en definitiva hacer de la alianza entre los trabajadores y su vanguardia una realidad palpable. Si por el contrario, el pretendido liderazgo del partido se oxigena únicamente en la fraseología revolucionaria, en la autopromoción mediática y en el elitismo de “dirigentes pseudo populares”; serán entonces la deslegitimación y la asfixia política su destino inevitable. Sépase que a pesar de que un movimiento así pueda sobrevivir en el tiempo, éste permanecerá como un convidado de piedra frente a los procesos sociales, su dimensión política resultará cada vez más minúscula y jamás constituirá ante los ojos de las mayorías una alternativa revolucionaria hacia la toma del poder.
Ciertamente, el sectarismo, el conformismo y la concepción del partido como un fin en si mismo, hicieron que buena parte de la izquierda venezolana vegetara amargamente en una lucha limitada a su propia supervivencia durante la era puntofijista. De allí que la experiencia adquirida en décadas de derrota en el escenario armado, el político y el electoral deban conducir a esta polifacética izquierda a profundas reflexiones autocríticas respecto a la desunión, el egoísmo y la falta de respeto entre aliados que determinaron la frustración de los movimientos progresistas hasta el advenimiento de Hugo Chávez. Por todo lo dicho, el proceso antiimperialista en Venezuela demanda la comprensión y la colaboración de todos los socialistas, especialmente de los dirigentes formados ideológicamente en cuanto al carácter amplio e inclusivo de la alianza social necesaria para avanzar en la ruptura de la dominación yanqui. Quien suscribe, abogado de los trabajadores, desde el humilde programa del pueblo: “Unidos Para Avanzar” (Todos los jueves a las 7pm en Radio YVKE Mundial 550AM), reitera la invitación semanal a todos los camaradas al debate respetuoso y constructivo sobre el instrumento revolucionario que luchamos por construir.
VER PUBLICACIÓN EN:http://www.kaosenlared.net/noticia/instrumento-revolucionario-luchamos-construir
No hay comentarios:
Publicar un comentario