SOLO LA AMPLIA ALIANZA ANTIIMPERIALISTA SALVA A LATINOAMÉRICA
Nunca como en su discurso del pasado 12 de Marzo ante la Cámara de Comercio Hispánica de EE.UU., las palabras de Bush fueron más infames contra el líder de la Revolución Bolivariana, al señalar: “Hay mucho en juego en Sudamérica”.
“Como lo demuestra la reciente crisis andina, la región enfrenta una decisión: o aceptar calladamente la visión de los terroristas y demagogos, o respaldar activamente a líderes como el presidente Uribe. Yo ya tomé mi decisión. Me pararé al lado de líderes valientes que creen en la libertad y en la paz”. Era de esperarse una nueva agresión del Imperio y Uribe la ha agradecido aun después de sus falsos abrazos en la Cumbre de Río; que hizo soñar a los más optimistas observadores con la reconciliación y la paz plena en nuestra región. Sin embargo, todo nos conduce a una reflexión: Que en vez de perdonar a Uribe por bombardear a Ecuador, lo acertado era impulsar la condena jurídica internacional contra el gobierno colombiano a los fines de preservar la integridad territorial latinoamericana.
Ante estos hechos, urge hacer saber a nuestros pueblos que la subordinación ciega del gobierno colombiano a la línea política yanqui, no es un acontecimiento casual, sino que se basa en grandes compromisos económicos entre esos dos gobiernos. Nótese que a través del denominado “Plan Colombia”, EE.UU. utiliza a Colombia como instrumento para amenazar nuestra soberanía regional.
Es así que el gobierno yanqui financia una campaña armamentista para convertir a nuestro vecino en una potencia bélica capaz de intimidar a sus coterráneos y servirle de base militar en un eventual escenario de invasión; el cual estará políticamente justificado por alguna de las mundialmente conocidas patrañas imperialistas: “Lucha contra el terrorismo”, o “Lucha contra el narcotráfico” o “Rescate de la democracia en un país tiranizado por el Comunismo”.
En efecto, el Plan Colombia supera los 4.000 millones de dólares de inversión gringa, mediante la dotación de sofisticadas naves y artefactos de guerra, así como la financiación de personas especialistas en asuntos militares, seguridad e inteligencia y soldados profesionales. Todo ello en apoyo a los 240.000 efectivos que integra la fuerza militar. Véase que según datos de su propio Ministerio de Defensa, el presupuesto aprobado para 2007-2010 en la aplicación de la “Seguridad Democrática” alcanza la cifra de 57.9 billones de dólares. Ciertamente estos datos nos ilustran sobre la naturaleza del lazo, por ahora indisoluble, entre los gobiernos de Colombia y EE.UU., y nos advierten que el Imperialismo Gringo, estando tan bien posicionado en la Amazonía, no abandonará sus intereses sobre tan inmenso territorio que posee la mayor biodiversidad mundial; que pasando por Brasil, Bolivia, Colombia y Venezuela, concentra las mayores reservas de agua, petróleo y gas del planeta. En este escenario, la política exterior venezolana es la correcta, pues solo fortaleciendo una amplia alianza antiimperialista internacional salvaremos a Latinoamérica de la amenaza imperial.
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http://www.aporrea.org/venezuelaexterior/a53144.html
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