se hace camino al andar

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26 febrero, 2019

Rector de la UCV nombrado a dedo

Jesús Silva R.

La consigna de quienes rechazan la sentencia del TSJ sobre elecciones universitarias es que la misma se traduce en una intervención, pero no es menos cierto que el alto tribunal otorgó un plazo de 6 meses para que la propia universidad organizara sus comicios. En el caso de la UCV, la situación es insostenible con un desgobierno fallido que se ha aferrado al poder por 12 años.

Que después del 27-2-20 acontezca la designación gubernamental de un rector interino no es culpa del ejecutivo nacional sino de la rectora y su comitiva que desacataron la sentencia. Entonces la expresión “rector de la UCV nombrado a dedo” es inexacta en atención a los verdaderos hechos.

El mayor desafío que enfrentará ese rector designado es la gobernabilidad, pues tomará las riendas de la principal universidad del país sin un mandato que provenga de los votos y ello supone negociar con conflictivas estructuras internas de la UCV que le harán oposición. Siendo así, luce aconsejable instrumentar una política profundamente democrática, tolerante, pluralista que dialogue con la diversidad de grupos ucevistas para alcanzar un pacto de coexistencia, donde lo partidista e ideológico se subordine al interés institucional universitario.

No solo se requiere un personaje que cumpla requisitos académicos para ser rector, tales como poseer doctorado, sino que es vital tener destrezas políticas para la convergencia, los acuerdos y la cohabitación entre contrarios. Fundamental es comprender que la UCV no puede ser tratada como un partido político, ni de izquierda ni de derecha; lo único exigible es respetar la Constitución y las leyes, y que la universidad ya no sea herramienta de violentas protestas antigubernamentales.

Otro punto primordial es la fijación de un calendario electoral, esto significa que el rector interino debe estar en el cargo por tiempo prudencial, un plazo suficiente para organizar y celebrar las anheladas elecciones con el nuevo formato creado por la sentencia con una persona equivalente a un voto y participación igualitaria de administrativos, obreros, egresados, estudiantes y profesores. La duración de este interinato rectoral no está inmune a factores políticos, este funcionario puede ser un mero organizador de una elección que se celebre en 6 meses o puede convertirse en un rector de universidad experimental que permanezca años.

En mi opinión, el rector interino no debería durar más de 6 meses, ello le permitiría restituir el orden en la UCV tanto en lo administrativo como en lo académico, para luego llamar a elecciones. Para quienes digan que mi propuesta ofrece muy corto tiempo para reorganizar a una universidad, les respondo que una república es más compleja de manejar y la encargaduría de Ramón J. Velásquez en 1993 al frente de la nación fue aproximadamente este tiempo. En ningún caso debe durar más de un año.

Al interino le aconsejo lo que yo haría como rector. Primero: maximizar el talento humano de los ucevistas, que estudiantes puedan abreviar sus años de estudio pero sin sacrificar calidad, que profesores puedan ascender más rápido si aprueban requisitos para ello, que egresados puedan hacer postgrado con menos trabas burocráticas, que empleados y obreros tengan condiciones justas de trabajo que hoy no poseen.

Segundo: urge internacionalizar la UCV, que todos aprendan a hablar inglés para incorporarse con mejor destreza a la irreversible dolarización del país. Crear un canal de TV que difunda y comercialice la ciencia de esta casa que busca volver a vencer la sombra. Tercero: recuperar la estructura física y tecnológica de la institución, la cual está muy deteriorada.

Con desprendimiento y humildad le deseo éxito al venezolano o venezolana, que siendo persona de confianza del alto gobierno nacional, sea designado rector interino. Quien suscribe, humilde revolucionario de a pie, desde donde sea, seguirá contribuyendo al sueño de una mejor educación universitaria para todos.

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