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02 abril, 2018

Stalin y la diplomacia de los inteligentes

Jesús Silva R. 


Nunca antes las vidas de tantos millones de seres humanos dependieron de la decisión de un sólo hombre como le tocó en 1939 a Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, mejor conocido como José Stalin (hombre de acero), jefe máximo de la antigua Unión Soviética de 1922 a 1952. Cuando yo era miembro de la dirección nacional de la Juventud Comunista de Venezuela a mis 21 años (2001) fui también secretario político del Colectivo Stalin, en tributo a este personaje. A lo largo de mi formación revolucionaria, a pocas figuras históricas he admirado tanto como a él. 

Muy lejos de la propaganda ideológica derechista que injustamente lo sataniza, este hombre fue quien encabezó la industrialización del Estado soviético ya que Lenin murió poco después de que los bolcheviques tomaron el poder en Rusia (historiadores dicen: a Lenin lo que es de Lenin, a Stalin el socialismo real). Adicionalmente fue Stalin quien ganó la segunda guerra mundial en circunstancias dramáticas que a continuación les contaré. Cada vez que pienso en política internacional (diplomacia), pienso en Stalin. 

El Pacto Ribbentrop-Molotov, probablemente sea hasta hoy, el acuerdo más importante en la historia de la política internacional, porque nunca antes las vidas de tantos millones de seres humanos fueron salvadas por un impresionante pacto diplomático que permitió a las fuerzas del bien ganar tiempo y prepararse para derrotar a las fuerzas del mal que eran inicialmente más poderosas. Para el año 1939, la Alemania Nazi bajo el mando de Adolfo Hitler era una potencia militar devastadora que se perfilaba como futura dueña de Europa, y más allá, su primer paso sería invadir la Unión Soviética. 

Los gobiernos de EEUU y Reino Unido esperaban ansiosamente este choque porque según sus cálculos recogerían los pedazos del país comunista gobernado por Josif Stalin así como los de la desafiante germania hitleriana, lo cual garantizaría un nuevo orden mundial en el que norteamericanos y británicos se repartirían el planeta. Pero cuando se daba por segura la explosión bélica entre soviéticos y germanos porque las furias ideológicas así lo sentenciaban, un increíblemente sereno y pragmático Stalin sorprendió al mundo firmando con Hitler un pacto de no agresión provisional tan sólo nueve días antes del inicio de la segunda guerra mundial. Esto hizo que Hitler atacará primero a otros países antes de ir contra la URSS. 

El pacto recibió su nombre debido a los ministros de Asuntos Exteriores de estos países, el alemán Joachim von Ribbentrop y el ruso Viacheslav Mólotov respectivamente. Y de 1939 a 1941 la Unión Soviética no fue atacada, logrando así acumular fuerzas para defenderse del ataque nazi que posteriormente ocurriría. Expertos afirman que esos dos años fueron vitales para que Stalin consolidara su aparato militar y derrotara a Hitler al cierre de la guerra. 

Muchos estudiosos estiman hasta hoy que el nazismo no pudo apropiarse del mundo principalmente gracias a esta magistral jugada stalinista. Casi un siglo después de aquel legendario tratado, la propuesta es: considerar la política internacional en el siglo XXI como una ciencia dialéctica, dialogante y no dogmática, capaz de llegar a acuerdos con adversarios en función de escenarios más favorables y la protección del interés nacional.

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