se hace camino al andar

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22 octubre, 2011

ASESINATO DE GADDAFI Y MASACRE CONTRA LIBIA

Abg. Jesús Silva R.

El asesinato de Muammar Al Gaddafi (ex dirigente de la República Islámica de Libia) no es el triunfo de la libertad, ni de la democracia, ni de la justicia occidental contra un supuesto totalitarismo islámico, tal como lo han venido proyectando los grandes medios de comunicación del imperialismo yanqui y sus aliados en el bandidaje.

Muy por el contrario, es la tarea cumplida por la potencia expansionista más peligrosa que el mundo ha conocido (EEUU), un puñado de gobiernos europeos que le siguen y un contingente de mercenarios árabes que gozaron del suministro de armas y el apoyo aéreo de la OTAN.

Se puede discrepar de uno o varios aspectos de lo que fue el régimen gaddafista, verbigracia, el mesianismo, la falta de alternabilidad en el mando o cualquier otro elemento que a la luz del modelo político occidental resulta incorrecto para un sistema de libertades; pero por encima de eso es menester considerar que esas fulanas democracias de EEUU y Europa hoy son altamente denunciadas por sus propios pueblos y mal pueden constituir ejemplo de convivencia, equidad o bienestar para el resto de naciones del mundo.

Gringos y europeos, al materializar la invasión de Libia, escudándose una vez más en grandes matrices de comunicación para distorsionar la realidad y justificar sus crímenes frente a la opinión mundial, demuestran que realmente no existe el Derecho Internacional Público ni nada parecido a un auténtico sistema de normas capaces de regular las relaciones de los Estados en función de la no agresión y la resolución pacífica de los conflictos.

Si algo debemos lamentar hoy, además de la desgracia que ha acontecido sobre todo el pueblo libio durante estos seis meses de bombardeos indiscriminados, es la situación de incertidumbre en que nos encontramos los pueblos que ante el ojo imperialista representamos un obstáculo para sus pretensiones de saquear los recursos naturales extranjeros (petroleros, gasíferos, etc), someter a todos los gobiernos soberanos y en definitiva dominar el mundo.

Hoy, ante la total inexistencia de seguridad jurídica en el contexto internacional, se comprueba el perjuicio causado por la desaparición de la URSS, que en su tiempo garantizaba un equilibrio militar y geopolítico frente al agresivo EEUU.

De allí que estos sucesos infaustos de invasiones y masacres arbitrarias de un Imperio que libremente atropella al resto del planeta, sea absolutamente necesario apoyar todas las iniciativas que desde cualquier lugar del orbe se encaminen a la construcción de la tan nombrada multipolaridad del siglo XXI.

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