Para eliminar de una vez por todas, los restos de la burocracia burguesa y su feroz disputa de espacios de poder con ambiciones de lucro sectario y personal, todo el que hoy pretenda ejercer con propósitos edificantes, dignos y revolucionarios cualquier cargo de elección popular o responsabilidad en el Estado, deberá cumplir con tres indispensables credenciales de solvencia. Primero, solvencia ética y moral, que implica el desempeño intachable como sujeto de la vida pública y privada, así como una conducta ejemplar que merezca el respeto de la mayoría de la comunidad a través del tiempo. Segundo, solvencia técnica y científica, lo que significa incuestionables pruebas de aptitud, capacidad y formación en el área donde corresponda trabajar; es decir, la debida combinación de la destreza teórica y la pericia práctica que acreditan la idoneidad del cuadro revolucionario para una determinada tarea, sin que tales conocimientos o aptitudes provengan exclusivamente de la academia formal o una extensa experiencia, sino del verificado equilibrio entre el saber y el hacer. En tercer lugar, está la solvencia política, singular virtud de quienes han mantenido una trayectoria de irrenunciable combate por el pueblo y hoy luchan sin ambigüedades por la unidad de la izquierda y la construcción del socialismo. En definitiva, será el predominio de estas tres credenciales la que reunirá a las mejores mujeres y hombres para consolidar la vanguardia y garantizar el avance revolucionario.
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3 comentarios:
Excelente reflexión con incuestionable sustentabilidad..Esperemos que nuestros líderes políticos desarrollen las credenciales que necesiten ya que en su mayoría, exceptuando algunos ya bien formados líderes de la revolución, tienen carencia de alguna de las mencionadas credenciales de solvencia.
mejor dicho no puede ser,...!!!!
La batalla es por la decencia...
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