Jesús Silva en diálogo con Raimundo Kabchi |
Jesús Silva R.
La derecha tiene miedo a las tácticas del socialismo creativo porque es más inteligente que la vieja táctica de la polarización. Miedo a que sin la etiqueta de Cuba del siglo XX, URSS o comunismo, un mensaje anti capitalista pueda ser escuchado atentamente por las multitudes de opositores.
Miedo a que les presenten propuestas de justicia social con palabras que no tienen registradas en su software de odio antichavista. Miedo a que una atractiva propuesta estética se presente como alternativa a sus telenovelas racistas, oligárquicas y sexistas.
La derecha tiene mucho miedo a que le hablen en inglés y dentro de sus templos sobre revolución y sociedad sin clases. Miedo a que le rompan los estereotipos del castrocomunismo y le hablen de igualdad social para todos. Miedo a que la desarmen y la dejen sin retórica contrarrevolucionaria.
La ultra derecha tiene pánico a que le quiten la popularidad en las cinco principales universidades autónomas mediante una campaña creativa de recuperación de jóvenes por la paz y el trabajo. Pánico al reimpulso de las ideas chavistas con fórmulas juveniles, entretenidas, divertidas sin perder ni un centímetro de la esencia patriótica y socialista.
La derecha infiltrada en la propia Revolución tiene terror de que una propuesta innovadora pueda ser escuchada por la dirección política y genere cambios para un salto cualitativo. Terror de que el socialismo del siglo XXI pueda reinventarse tácticamente sin complejos mientras mantiene intacta su estrategia de la Patria Bolivariana. Terror a que nuevas acciones revolucionarias la dejen por fuera.
Todas las derechas tienen miedo, pánico y terror a que la Constitución sea relanzada como la gran carta de convivencia para chavistas y antichavistas, sin odios. Ese día la fuerza popular acumulará más de 10 millones de votos y la Venezuela que Chávez soñó se habrá consolidado.
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