se hace camino al andar

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31 octubre, 2017

Hasta siempre, Carlos Delvecchio, comunista de verdad

 Jesús Silva R.

Tres comunistas fueron mis amigos y me enseñaron mucho. Pedro Ortega Díaz, Jerónimo Carrera y Carlos Delvecchio. De este último voy a comentar porque desde ya lo extraño ante su reciente partida. Para el momento en que me entero de su muerte me encuentro en EEUU escribiendo un libro y lamento no poder estar en su funeral. Expreso mis condolencias a su familia y sirvan miss palabras como merecido homenaje:

Era junio de 2010 cuando un hombre mayor de 80 años (Carlos Del Vecchio) llevaba de la mano a otro de 30 años (Jesús Silva) que era como su nieto, para dar un paso muy importante en la vida del joven. El escenario era la Plaza Bolívar de Caracas durante un operativo de inscripción y recenso en el recién fundado Partido Socialista Unido de Venezuela.

De este episodio queda como documento histórico una entrevista que le hice para televisión nacional. Ver video en YouTube: Carlos Delvecchio, dirigente marxista más antiguo de Venezuela - https://youtu.be/l3IupQFgpQQ

Ambos hombres habían militado toda su vida en el Partido Comunista de Venezuela pero decidieron migrar a la nueva organización política (PSUV) en respuesta al llamado unitario que hizo el Presidente Hugo Chávez. El militante de más edad migró en 2007 y el menos antiguo lo hizo esa tarde emocionante del 2010, sin embargo, ambos actuaron por la misma razón: “cambiar de partido para no cambiar de principios”.

En efecto, entrar el PSUV era entrar al partido de las masas, única plataforma capaz de incidir en la vida social y política del pueblo venezolano a diferencia de otros grupos o mini partidos que por su empeño en “no crecer ni vincularse a la clase popular” se convirtieron en “iglesia roja” y dejaron de ser un verdadero instrumento de cambio social.

Desde el PSUV, los marxistas leninistas pasaban de la teoría a la práctica, para en interacción con las multitudes avanzar en la ideologización, organización y acción política enmarcada en el socialismo del siglo XXI. La otra opción era persistir en el Volkswagen rojo sin obreros, sin campesinos y sin pueblo (menos de mil militantes a nivel nacional), y del cuento del sectarismo inútil se podrían escribir varios tomos en los partidos de izquierda

En cambio, caminar “unidos para avanzar” fue siempre la visión futurista, generosa y constructiva de Carlos Delvecchio, un verdadero comunista que comprendía cabalmente la necesidad de un partido único en tiempos de chavismo que reuniera orgánicamente a todos los revolucionarios (marxistas y no marxistas) para avanzar a una fase superior del proceso bolivariano liderado por Chávez.

En su libro táctica y estrategia, se plasma el pensamiento de este valioso venezolano, que tuvo claridad para adaptar la teoría socialista a las realidades del presente, por ejemplo, que en el siglo XXI la toma del poder político puede ser por la vía electoral y ya no dogmáticamente a través de la fuerza de las armas. Asimismo, que el proletariado o clase obrera no es protagonista exclusivo de la realización del socialismo, sino que en la Venezuela de hoy hace falta unir a otras clases y capas medias de la sociedad dentro de una estrategia claramente revolucionaria, anticapitalista y antiimperialista.

Delvecchio fue fundador de la Juventud Comunista de Venezuela, también destacado dirigente nacional del PCV e inclusive firmante de la Constitución de 1961 como diputado comunista. Viajó a China, Rusia, Viet Nam entre otros países socialistas como promotor del internacionalismo revolucionario. Sin lugar a dudas, Carlos fue el autodidacta más culto e ilustrado que el siglo XX venezolano haya conocido.

Permanece en mi memoria, el valor de Delvecchio como luchador social intachable, incansable, que se mantuvo siempre fiel a la causa del socialismo sin hacer concesiones al sectarismo, ni a la ortodoxia ideológica ni al fetichismo por siglas partidistas si no se traducen en hechos revolucionarios. Carlos fue un hombre de hechos concretos, no palabras demagógicas, siempre solidario, optimista y sonriente, era reconocido entre camaradas por su característico grito de guerra: “wep”.


Carlos, amigo, abuelo, maestro, siempre te recordaré. Convencido estoy de que serás recordado como un socialista irreductible por miles de venezolanos que se cruzaron contigo a lo largo de tu larga vida de lucha social. Honor y gloria a tu valentía, querido camarada “wep”.

12 octubre, 2017

Resultado en gobernaciones y sus consecuencias

Jesús Silva R. 

Para la MUD el escenario político no es de fiesta, luego de impulsar cuatro meses de protestas, no pudo causar levantamiento militar ni invasión extranjera, tampoco logró forzar elecciones presidenciales adelantadas, ni mucho menos hacer renunciar a Maduro. Prometer y no cumplir es fracasar, de ello no cabe duda. Sólo falta medir el desencanto de los millones de opositores dolidos y será el porcentaje de abstención el que dé respuesta a ello. 

Escenario 1: si la MUD gana pocas gobernaciones, la confrontación interna entre sus partidos se agravará porque se buscarán culpables y cabezas que cortar. Frente a la comunidad internacional se debilitará la matriz mediática de que casi todo el país odia al gobierno nacional, con lo cual se reducirán apoyos económicos extranjeros que son vitales para VP y PJ. 

Escenario 2: si la MUD gana muchas gobernaciones, logrará sanar heridas emocionales que sufren sus seguidores por la derrota guarimbera. Tendrá gobernadores sumados a una nueva campaña de ataque contra el régimen chavista y las líneas de crédito extranjero se abrirán ampliamente a favor de la MUD. En pocas palabras, 2018 será protagonizado por una oposición con mucho respaldo internacional, bastantes dólares y una robusta cuota de poder burocrático (gobernaciones) para ir por su meta irrenunciable: la Presidencia de la República. Será un año de conflictividad y mayor deterioro de la economía. 

En cuanto al chavismo, el panorama tampoco es color de rosa, la fuerte crisis económica que estremece al país le pasa factura electoral. A favor del proceso revolucionario está la victoria reciente de la Asamblea Constituyente, pero lograr ocho millones de votos no es una conquista fácil de repetir. Evidentemente aquella gesta estuvo influenciada por un estado de necesidad o proveniente del terrorismo guarimbero. En ese contexto, millones optamos por apoyar la Constituyente como herramienta para recuperar la paz. 

Escenario 3: si el PSUV gana muchas gobernaciones significará que la maquinaria roja pudo imponerse movilizando a millones de chavistas y a simpatizantes circunstanciales, mientras que del lado contrario no se mostró esa capacidad operativa. Si esto ocurre, la Constituyente tendrá un escenario nacional relativamente despejado para implementar transformaciones que mejoren la vida de los venezolanos y deberá aprovecharlo con prontitud. Maravillosa oportunidad para ejecutar guerra a muerte contra la corrupción y el burocratismo. 

Fomentar alianzas entre sector público y privado es vital para reactivar el aparato productivo nacional. Asimismo, asumir el asunto de la economía como prioritario permitirá preparar la ruta para una victoria en las venideras elecciones presidenciales. Administrar políticamente este hipotético triunfo implica transferir más poder a las bases populares, como por ejemplo convocar a elecciones internas, libres y universales en el PSUV y en el GPP para relegitimar todos los cargos partidistas como lo manda el artículo 67 de la Constitución vigente. 

Escenario 4: si el PSUV y sus aliados ganan pocas gobernaciones, la presión extranjera subirá de tono y vendrán peores sanciones económicas del imperialismo internacional, el cual estará convencido de que Maduro es minoría y debe abandonar el gobierno cuanto antes. La directiva revolucionaria deberá promover mayor cohabitación con la oposición, o al menos con el ala democrática de la misma. Forzoso será desplegar una política dialogante para impedir un nuevo estallido terrorista guarimbero. Sería opción válida invitar a la Constituyente (y otros espacios) a muchos chavistas de a pie, para participar con derecho a voz en el debate y la construcción de la política.