Jesús Silva R.
Existe un
amplio segmento de profesionales universitarios que son protagonistas de la
clase media, ellos buscan convertirse en asalariados para asegurarse la
supervivencia (y aunque esa realidad los iguala a los obreros y trabajadores,
es decir, los delata como clase explotada), afectiva o psicológicamente no lo
asumen ni se auto reconocen ni se familiarizan con gobiernos que apoyan a
sectores populares.
La así
llamada clase media, tiene un basamento psicológico, más no realmente
económico, por ello es altamente excitable por la propaganda pequeño burguesa y
hedonista de canales como Globovisión y sus similares.
De sus sueños
ancestrales, y nunca jamás realizados a través de los siglos, es que la
manipulada clase media se conecta con las propuestas electorales de la clase
que los explota y margina (burguesía) porque en este caso las ilusiones y
fantasías de conquistar fortuna se imponen absolutamente.
Hay
desconcertados que una vez votaron por el chavismo pero que ante la ausencia
del gran líder, cayeron en la falacia de que la democracia es cambiar el
partido de gobierno. A ellos debemos guiarles para distinguir las clases
sociales y sus intereses, más allá de caretas partidistas y cuñas de TV. Que
sepan que antes de Chávez, los oligarcas siempre gobernaron contra el pueblo.
También
existen los estructuralmente contrarrevolucionarios, muchos militantes de
partidos antichavistas que han sido catequizados en el capitalismo, aunque casi
todos sean asalariados explotados por éste. Con estos debemos estimular la
crítica, que vean que con limosnas de sus jefes no hay fórmula mágica para una
mejor calidad de vida y que solo la unión de todos los trabajadores permitirá
el logro de una existencia basada en el trabajo digno y liberador.
No menos
importante es visibilizar a los extremistas, son principalmente jóvenes y
estudiantes utilizados para las acciones agresivas que dan notoriedad a la
dirigencia envejecida del oposicionismo radical. Con ellos el diálogo debe ser
sabio para alejarlos de las locuras de racismo, fascismo y culto a Hitler,
Mussolini y Francisco Franco. Con una campaña sistemática de educación, trabajo
y cultura es factible rescatarlos para bien de ellos mismos, sus madres,
padres, familias y generaciones futuras.
Humildemente,
que sea esta nota una invitación a elaborar análisis más extensos del resultado
del pasado 14 de abril y los principales grupos de electores que no votaron por
la Revolución Bolivariana. El llamado es a la apertura política y la continuación
de las medidas de inclusión social con incentivo a la conciencia popular, una
praxis integradora de todos y todas las personas que viven del trabajo propio y
que tienen la posibilidad de lograr el bienestar en el marco del Estado
Solidario que hoy prevalece en Venezuela, aunque todavía hoy no lo comprendan
por falta de contacto real y directo con la dirigencia.
Hugo Chávez
fue único, irrepetible, un producto de la historia de los pueblos que luchan
por su libertad. Por su parte, Capriles es un accidente, una circunstancia,
mañana cualquier otro burgués puede ocupar su lugar. He allí el desafío que se
plantea para los revolucionarios venezolanos en esta etapa crucial.
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