se hace camino al andar

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25 agosto, 2009

¿CUÁL RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL?



Por: Jesús Silva R.


Un argumento central de los filósofos conservadores en defensa del decadente Estado Liberal es: la responsabilidad social empresarial. Según esta idea la clase social propietaria de los medios de producción (burguesía) está predestinada a conducir el rumbo de las naciones hacia el progreso y de su caridad depende el bienestar de las clases no propietarias.


Nos explican que la elite privilegiada, por ser la más capaz e ilustrada, debe ser la dueña de la industria, la banca y la tierra, es decir: todo el aparato productivo y financiero; ya que por su condición de gerente más eficiente que el Estado y la clase trabajadora, podrá siempre administrar mejor los frutos de la economía y distribuirlos más sabiamente al resto de la sociedad.


¿Aspiran ellos que toda la vida los trabajadores vendamos nuestra fuerza física e intelectual a la burguesía y ésta únicamente por ser la propietaria, pero sin trabajar como nosotros, se siga apropiando de los bienes y servicios que generamos con nuestro esfuerzo diario? ¿Creen ellos que seguiremos mansamente resignados a un salario para sobrevivir, que al ahora estar acompañado de limosnas que ellos llaman responsabilidad social empresarial, supuestamente podrá remediar la pobreza y la exclusión social que sufre nuestra explotada clase popular? La respuesta es sí.


Abiertamente, los farsantes liberales están empeñados en engañar a nuestro pueblo con la ilusión de un capitalismo solidario donde los explotadores sean perdonados mediante el regalo de una porción de riqueza para acciones humanitarias, donaciones benéficas a hospitales, escuelas, fundaciones y el patrocinio mediático a algún personaje sobresaliente (artístico, deportivo, etc.) de origen humilde; mientras que en el fondo se reafirma el libreto de la explotación y la plusvalía.


Resulta utópico pensar en un reparto equitativo de ganancias entre dueños de industrias y masas de obreros, porque ninguna explotación es democrática. A diferencia de los funcionarios del Estado, el puesto de empresario no proviene de los votos del pueblo ni de los trabajadores; sino de su sagrado Derecho de Propiedad, el cual es ejercido de manera exclusiva, absoluta, arbitraria y vitalicia en el gobierno de la empresa; muy a pesar de que el trabajo humano sea el que realmente genere los valores y no la propiedad por si sola.


Por generaciones, el régimen de la propiedad privada le ha negado a la clase trabajadora (obreros, técnicos y profesionales) su legítimo derecho a transformar la riqueza acumulada por sus años de servicio en propiedad sobre los medios económicos de producción y organizarse libremente; por el contrario la ha condenado a la esclavitud del salario bajo la dictadura eterna del empresariado privado y sus serviles gerentes.


Como abogado de los trabajadores, puedo testimoniar que ha sido la Carta Magna de 1999 la que por primera vez ha establecido sólidas bases constitucionales para el desarrollo de la propiedad social y estatal dentro de un nuevo Estado popular y democrático que vela por la verdadera justicia social.


VER PUBLICACIÓN EN:

http://www.pcv-venezuela.org/index.php?option=com_content&task=view&id=5568&Itemid=49

http://www.aporrea.org/ideologia/a85407.html

11 agosto, 2009

LOS ABOGADOS DEL DIABLO


Por: Jesús Silva R.

Por desafiar el régimen de explotación del hombre por el hombre, nos acusan de subversivos; por defender la dignidad humana de todos sin exclusión, nos llaman: “los Abogados del Diablo”.

Cuentan que los diablos son el lumpen de la sociedad, individuos que sobreviven en labores ajenas al trabajo formal y que sufren discriminación a pesar de que su conducta no viole ninguna ley ni dañe a nadie. Asediados y criminalizados por el Estado Burgués, los diablos han sido condenados al estereotipo de hambrientos, indigentes, comerciantes informales, artistas de la calle, mercaderes del propio cuerpo, lisiados errantes, mendigos y toxicómanos.

Contra ellos, se ha propagado la teoría del Derecho Penal del Enemigo que los estigmatiza como el sector que debe ser asfixiado por el Estado punitivo. De hecho, previo a la Constitución venezolana de 1999, la sola presencia de estos sujetos (máxime la gente de color) en lugares públicos era objeto de represión policial en virtud de la antigua Ley de Vagos y Maleantes. En este sentido, porque la defensa de los derechos humanos es nuestro apostolado social, nos oponemos a la idea fascista del castigo como solución general y ratificamos nuestra tesis marxista del Causalismo para advertir que son las circunstancias de exclusión las verdaderas multiplicadoras del crimen y la desadaptación social.

Insistimos en que solo mediante educación y trabajo digno para todos en igualdad de clases es como realmente podremos regenerar la sociedad. En efecto, nuestra ideología abraza los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos cuyo artículo 2, en su primer aparte consagra: “Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.

En el primitivismo que aun perdura en este siglo, donde el 80% de la población mundial muere por desnutrición y el otro 20% por obesidad; difícilmente podrán ser legítimos administradores de justicia quienes se ocultan tras la sombra de los poderosos y los acompañan en la agresión contra los débiles. Jamás las instituciones de cuello blanco financiadas con la sangre y el sudor de los desamparados, podrán generar equidad social. Mientras que los medios de comunicación contaminan las mentes juveniles con un “estilo de vida ideal” basado en individualismo, competencia inhumana, culto al dinero y consumismo que penetra entidades educativas, sitios de trabajo y centros de comercio; inevitable es preguntarnos: ¿quiénes son los verdaderos diablos?

VER PUBLICACIÓN EN:

http://www.aporrea.org/ddhh/a84073.html