Jesús Silva
R.
Cuando en una
telenovela, los malos quieren destruir la vida de los buenos, provocan un
terrible accidente para que la gente de bien pierda la memoria y no recuerde quiénes
son sus amigos ni enemigos. Esto permite un magnífico escenario para cometer
maldades sin que nadie pueda descubrir a los perversos o mucho menos
detenerlos.
Ofrezco
disculpas por tomar un ejemplo tan superficial, pero de todas maneras sirve
para dar ejemplo de lo que intenta hacer Henrique Capriles Radonski contra el
pueblo de Venezuela. Además que por tratarse de este sionista fascista
disfrazado de centro izquierda, el ejemplo telenovelero no está mal, pues él
mismo ha manifestado que parte de su pensamiento se inspira en "Cosita
Rica", intrascendente obra de la tv desechable.
El punto es
que Capriles ha sido aconsejado por los laboratorios de propaganda que lo
asesoran, para destruir la memoria histórica de Chávez. Persigue nuevamente
desmoralizar al pueblo chavista, desacreditando la extraordinaria experiencia
que hemos vivido desde 1992 hasta el presente, acompañando la sorprendente
actuación de un hombre que cambió la historia de Venezuela y América Latina
para siempre. Evidentemente, esta sádica estrategia tiene fines políticos y
electorales.
El insensato
gobernador de Miranda (región que tiene abandonada por sus permanentes viajes)
intenta ridiculizar al Presidente Hugo Chávez, llamándolo "El Comandante
Galáctico", lo cual no se trata de una simple burla sino de una campaña
dirigida a destruir la máxima fuente de fortaleza espiritual, emocional,
ideológica e intelectual de la Venezuela revolucionaria, como lo es la figura
de Chávez, cuyo legado histórico sigue orientando el pensamiento y acción de la
mayoría popular.
Si caemos en
el chantaje de que Chávez es el pasado y que no se debe hablar de él, entonces
la cultura, las ideas y las victorias populares acumuladas en veinte años de
lucha social, se desvanecerán de nuestras conciencias. En tal caso, será la
clase privilegiada la que ideológicamente avanzará en su proyecto de reconquista
del poder para destruir la Patria independiente y soberana que con tanto
sacrificio Chávez y el pueblo han construido.
La memoria
tiene valor moral, social y político. Chávez vive a través de sus obras, entre
ellas la principal es un pueblo consciente, batallador, dispuesto a defender lo
alcanzado (PDVSA socialista, las misiones, las leyes revolucionarias, la
protección a los sectores vulnerables, etc.) siempre con organización,
disciplina, unidad, dignidad y solidaridad.
Sin caer en
la provocación de los insultos fascistoides, debemos seguir garantizando la paz
y el desarrollo de Venezuela. El próximo 8-D será un escenario electoral
propicio para propinarle una nueva y aplastante derrota al insolente jefe de
los prepotentes lechuguinos, a la burguesía amarilla que lo acompaña, así como
a sus mafiosos patrocinantes en Washington.