Jesús Silva R.
Difunde esta idea si la apoyas. Hace falta tener mucha valentía y madurez política para nadar contra la corriente; en vez de refugiarse en uno de los dos polos de la Venezuela polarizada, más bien pararse en el medio y enrostrarle a cada uno la gravedad de sus errores.
El mayor miedo de un político venezolano tradicional es dejar de tener popularidad, por eso se juega al populismo, a las emociones primitivas y pareciera que perder aplausos en nombre de la verdad es una necedad que no vale la pena para los intereses grupales de algunos pseudo dirigentes. Muy abajo queda el interés nacional.
Un lado del país habla de imperialismo, injerencia, embargo y a diario amenaza con darle una tremenda pela a la mayor superpotencia militar en la historia de la humanidad.
El otro lado del país tiene venezolanos que subestiman todos los peligros imperiales y quieren que de una vez caigan las bombas invasoras para liberar a la República del mal gobierno que tanto detestan y de ese modo erradicar definitivamente la plaga castrochavista comunista.
Difícil es pararse en el medio de esos dos polos insolentes, deslindarse de tantas rabias ideológicas, para desde la serenidad plantearle a una sola Venezuela que cese la agresión interna entre hermanos de esta tierra. Sólo desde la reconciliación nacional es que podremos visualizar caminos para negociar la paz con EEUU, no con ánimo de subordinarnos al poder extranjero, sino en el marco constructivo del diálogo, de la Constitución venezolana y de los intereses del pueblo.
Propongo entonces, sin temor a quedarme sólo o ser víctima de incomprensión o la calumnia de cretinas lenguas radicales en la derecha y en la izquierda, la realización de una cumbre bilateral entre delegaciones de Venezuela y EEUU.
Que dicho evento se efectúe bajo el auspicio o intermediación de un país neutral y que dichas delegaciones estén integradas no solamente por funcionarios de gobierno o líderes opositores sino por miembros de movimientos sociales y eso que llaman sociedad civil.
Si en plena guerra civil, los colombianos han podido tener a su gobierno y a las FARC-EP dialogando en Cuba, nosotros los venezolanos también podemos hacerlo con los estadounidenses.
Esa cumbre de diálogo por la paz, más que sabotearla con discursos o retóricas de confrontación, es preciso aprovecharla como espacio para tender puentes hacia la coexistencia pacífica en vez de seguir construyendo muros de hostilidad bajo sospecha de propósitos electorales.
En este contexto rechazamos la incitación al odio entre pueblos, la inconveniente exaltación del chauvinismo o nacionalismo exacerbado, también nos oponemos al menoscabo de la soberanía y la independencia así como cualquier modalidad de intervencionismo extranjero venga de donde venga.
Todo esto en el entendido de que las soluciones para Venezuela se desarrollarán entre venezolanos siempre por la vía constitucional, democrática y electoral sin posibilidad de atajos.
Asimismo ratificamos que las relaciones de Venezuela con cualquier país del mundo, sea cual fuere su peso internacional, se basarán siempre en la igualdad, el respeto mutuo y los principios del Derecho Internacional. Esta y otras ideas deberían ser debatidas públicamente en la mencionada cumbre y los venezolanos de a pie estamos dispuestos a participar en ella.