Hombre Manos de Tijeras |
Jesús
Silva R.
Claro que el plebiscito no existe
en la Constitución, pero lo que da pena ajena es que el dirigente farsante que
lo inventó, deba ser previamente aplastado por un resultado electoral, para entonces
reconocer la inexistencia de su leguleya obra.
En efecto, mientras millones de
venezolanos nos preparábamos para elegir alcaldes y concejales el pasado 8 de
diciembre, los ambiciosos líderes opositores fantaseaban con un plebiscito
nacional.
Todo indica que la MUD pretendía
utilizar una hipotética mayoría de votos para darle un uso delictivo fuera de
la Constitución, es decir, la cúpula fascista no buscaba ejercer gobiernos
municipales, sino un pretexto para exigir la renuncia del Presidente Chavista.
Hay burgueses vagos y caprichosos
que no estudian pero la palabra democracia proviene del idioma griego, “Demos”
significa pueblo y “Cratos” quiere decir poder. Por eso el artículo 2 de la
Constitución habla de democracia en referencia a la mayoría popular que tiene
el poder supremo para tomar decisiones.
De allí que el pueblo decidió, con
millones de votos a favor de múltiples tendencias, dar un mismo mensaje: Venezuela
quiere seguir viviendo en democracia y confía ampliamente en su Consejo
Nacional Electoral.
Y fue así que la MUD terminó abofeteada
por casi 60% de electores cuyos votos sentenciaron el fracaso de la
contrarrevolución tanto en cantidad de alcaldías como en el total de votantes. La
política es la ciencia de la realidad no visible, sólo quienes sepan
interpretarla resultarán triunfantes. Es hora de que la derecha sustituya al
miope que la dirige por un hombre o una mujer que se ponga los antejos.
El 8-D es una nueva lección de la
democracia chavista para el mundo: una mayoría feliz que por el socialismo, mientras
una minoría fue llevada al barranco por un traidor indigno de representarla, no
sólo por su desgobierno regional y deudas con la justicia, sino por su incapacidad
política al convertir a su partido amarillo en uno de los que ganó menor número
de alcaldías dentro de su rara y autodestructiva alianza opositora.
Henrique Capriles Radonski pasará a la historia de la política
venezolana como aquel legendario personaje del cine gótico fabricado por Tim
Burton: “Hombre Manos de Tijeras” (ver historia) http://goo.gl/AodjYZ