Jesús Silva R.
Soy joven pero no soy nuevo. Con discreta sonrisa he examinado especulaciones opositoras de que las declaraciones sobre "ruptura del hilo constitucional" emitidas por la fiscal Luisa Ortega Díaz son parte de un acuerdo para generar apariencia en el mundo de que en Venezuela hay democracia, separación de poderes, respeto a la Asamblea Nacional y que el gobierno no manipula a las instituciones del país. Yo digo: pues si somos los buenos, no hace falta aparentarlo tanto.
Ratifico que la respetable fiscal Luisa Ortega Díaz nunca dio razones jurídicas que soporten su llamativa opinión, es más, omitió la importancia del artículo 336 numeral 7 de la Constitución que faculta a la Sala Constitucional para resolver la omisión legislativa existente. Tal artículo constitucional permanece vigente e intacto hasta que una reforma, enmienda o nueva Carta Magna dicte lo contrario.
Si AN falla, TSJ puede y debe intervenir.
Dicho esto, yo reitero integralmente mi ponencia anterior:
"TSJ asume competencias de AN" https://t.co/a43DntuKwY
Ahora bien, todo es posible, incluyendo "actos pactados" en la vida política o institucional de una nación para buscar la estabilidad nacional y la imagen de equilibrio, más cuando la OEA ya posee 20 de los 23 votos para suspender a Venezuela y con ello aislarla diplomática y económicamente.
Entonces, si las comentadas especulaciones fueren ciertas (parcialmente o totalmente), ello sería un benigno intento por mostrarle al planeta que en Venezuela no hay dictadura. (Otros dirán que los saltos de talanquera a veces se construyen mediante una cadena de pequeños salticos. Al final, no importan los individuos, lo que importa es Venezuela).
Insisto, en cualquier caso existe un principio de cooperación entre poderes y es válido ejercitarlo para tomar o revisar decisiones que generen consenso institucional. Así puede ser el caso actual ya que a esta historia se agrega un nuevo pronunciamiento de la Sala Constitucional con efectos aclaratorios respecto a las discutidas sentencias del 28-03-17. Oportunamente comentaré el fondo de esos veredictos.
Por ahora, con la franqueza revolucionaria que me caracteriza, advierto tajantemente que este esfuerzo debe unirse a otros más para que el Estado Venezolano logre persuadir favorablemente a sus adversarios en la OEA y al jefe político de ese bloque: EEUU. Los venezolanos no podemos ser ingenuos y creer que en el norte comen cuento. Yo los conozco muy bien.
Desde el exterior a Venezuela quieren imponerle un calendario electoral adelantado para sustituir a nuestro querido Presidente Maduro como sea y además dar lecciones de comportamiento a nuestros poderes públicos; aceptar eso (pública o privadamente) es relajar la soberanía venezolana y permitir que el imperialismo internacional vuelva a colonizar nuestra Patria. Cuando nos queramos salir del juego de amagues, será tarde. El enemigo habrá ganado demasiado terreno, inclusive dentro de las propias filas revolucionarias que perderán confianza en sus pilares si tales ensayan actuaciones cantinfléricas.
Como abogado chavista, confío que el Estado Bolivariano buscará términos de negociación internacional que sean realmente eficaces y adecuados para los intereses y valores nuestro pueblo así como la defensa radical de nuestra soberanía, independencia y autodeterminación. Amigos tenemos en el mundo.
Como dijo Bush, read my lips (lean mis labios): esa Asamblea Nacional malandra volverá a atacar a la Patria y el TSJ nos tendrá que defender, aunque afuera no se vea como un "acto de ternura democrática".
Esta historia continuará...