Jesús Silva R.
Tres comunistas fueron mis amigos y me enseñaron
mucho. Pedro Ortega Díaz, Jerónimo Carrera y Carlos Delvecchio. De este último
voy a comentar porque desde ya lo extraño ante su reciente partida. Para el
momento en que me entero de su muerte me encuentro en EEUU escribiendo un libro
y lamento no poder estar en su funeral. Expreso
mis condolencias a su familia y sirvan miss palabras como merecido homenaje:
Era junio de 2010 cuando un hombre mayor de 80 años (Carlos Del Vecchio) llevaba de la mano a
otro de 30 años (Jesús Silva) que era como su nieto, para dar un paso muy
importante en la vida del joven. El escenario era la Plaza Bolívar de Caracas
durante un operativo de inscripción y recenso en el recién fundado Partido
Socialista Unido de Venezuela.
De este episodio queda como documento histórico una entrevista
que le hice para televisión nacional. Ver
video en YouTube: Carlos Delvecchio, dirigente marxista más antiguo de
Venezuela - https://youtu.be/l3IupQFgpQQ
Ambos hombres habían militado toda su vida en el Partido Comunista de
Venezuela pero decidieron migrar a la nueva organización
política (PSUV) en respuesta al llamado unitario que hizo el Presidente Hugo
Chávez. El militante de más edad migró en 2007 y el menos antiguo lo hizo esa
tarde emocionante del 2010, sin embargo, ambos actuaron por la misma razón: “cambiar
de partido para no cambiar de principios”.
En efecto,
entrar el PSUV era entrar al partido de las masas, única plataforma capaz
de incidir en la vida social y política del pueblo venezolano a diferencia de
otros grupos o mini partidos que por su empeño en “no crecer ni vincularse a la
clase popular” se convirtieron en “iglesia roja” y dejaron de ser un verdadero
instrumento de cambio social.
Desde el PSUV, los marxistas leninistas pasaban de la
teoría a la práctica, para en
interacción con las multitudes avanzar en la ideologización, organización y
acción política enmarcada en el socialismo del siglo XXI. La otra opción
era persistir en el Volkswagen rojo sin obreros, sin campesinos y sin pueblo
(menos de mil militantes a nivel nacional), y del cuento del sectarismo inútil
se podrían escribir varios tomos en los partidos de izquierda
En cambio, caminar “unidos para avanzar” fue siempre
la visión futurista, generosa y constructiva de Carlos Delvecchio, un verdadero
comunista que comprendía cabalmente la necesidad
de un partido único en tiempos de chavismo que reuniera orgánicamente a
todos los revolucionarios (marxistas y no marxistas) para avanzar a una fase
superior del proceso bolivariano liderado por Chávez.
En su libro táctica y estrategia, se plasma el
pensamiento de este valioso venezolano, que tuvo claridad para adaptar la
teoría socialista a las realidades del presente, por ejemplo, que en el siglo XXI la toma del poder político
puede ser por la vía electoral y ya no dogmáticamente a través de la fuerza
de las armas. Asimismo, que el proletariado o clase obrera no es protagonista
exclusivo de la realización del socialismo, sino que en la Venezuela de hoy
hace falta unir a otras clases y capas medias de la sociedad dentro de una
estrategia claramente revolucionaria, anticapitalista y antiimperialista.
Delvecchio fue fundador de la Juventud Comunista de
Venezuela, también destacado dirigente nacional del PCV e inclusive firmante de
la Constitución de 1961 como diputado comunista. Viajó a China, Rusia, Viet Nam
entre otros países socialistas como promotor del internacionalismo
revolucionario. Sin lugar a dudas, Carlos fue el autodidacta más culto e
ilustrado que el siglo XX venezolano haya conocido.
Permanece
en mi memoria, el valor de Delvecchio como luchador social intachable,
incansable, que se mantuvo siempre fiel a la causa del socialismo sin hacer concesiones
al sectarismo, ni a la ortodoxia ideológica ni al fetichismo por siglas
partidistas si no se traducen en hechos revolucionarios. Carlos fue un hombre
de hechos concretos, no palabras demagógicas, siempre solidario, optimista y sonriente,
era reconocido entre camaradas por su
característico grito de guerra: “wep”.
Carlos,
amigo, abuelo, maestro, siempre te recordaré. Convencido estoy de que serás
recordado como un socialista irreductible por miles de venezolanos que se
cruzaron contigo a lo largo de tu larga vida de lucha social. Honor y gloria a tu valentía, querido
camarada “wep”.