Por: Jesús Silva R.
El drama de la tarjeta unitaria...
A estas alturas del juego electoral, pocos podrían negar que AD y sus aliados (UNT, Copei, etc.) están haciendo prácticamente nada por favorecer al candidato "unitario" en sus aspiraciones presidenciales, pues la realidad revela que la dirigencia del partido blanco no se ha integrado al Comando Venezuela (también conocido como Comando Tricolor), sino que instalaron un rancho aparte bajo el nombre de "Adecos con Capriles" a fin de gozar de autonomía operativa y no acatar órdenes de Armando Briquet, quien ha sido impuesto como jefe de campaña de Capriles.
Fue muy duro el golpe para los sobrevivientes de la partidocracia puntofijista (AD, Copei y sus amigos) que en las pasadas elecciones primarias saliera triunfante un nuevo liderazgo opositor representado por un grupo de jóvenes burgueses radicales (Primero Justicia) cuyo partido en un lapso de diez años se ha convertido en la primera fuerza antichavista de Venezuela.
Más preocupante es para Ramos Allup y su pandilla, que detrás de la candidatura presidencial del hoy Gobernador de Miranda estén poderosos sectores económicos (nacionales y extranjeros) que prefirieron apostar por estos nuevos rostros de la derecha venezolana y no por su ficha, el vapuleado Pablo Pérez (antiguo patrocinado de Manuel Rosales).
En la actualidad, los reconcomios, rencores, odios y zancadillas reaparecen entre dos bandos de una misma oposición venezolana, que implacablemente se disputa la jefatura del antichavismo; vale decir, una posición que permite hacer grandes negocios como la obtención de contribuciones de empresas y gobiernos de Europa y EE.UU., sin contar los nacionales y latinoamericanos.
Para evitar peores consecuencias provenientes de su terrible decadencia, AD y Copei (este último convertido desde hace tiempo en manso mucamo de todo lo que le dicte su jefe blanco) resuelven no aparecer en el tarjetón electoral de los comicios presidenciales del 7 de octubre, a fin de que el aluvión de Primero Justicia no les pase por encima en votos, aprovechando la ventaja propagandística que aporta la candidatura del autoproclamado progresista, Capriles.
Se trata evidentemente de maniobras de supervivencia, y no de espíritu unitario, cuando los esqueléticos partidos del histórico Puntofijismo, evitan contarse. Tal situación les permite de alguna manera "defenderse", pues ante el Consejo Nacional Electoral, se les tomará en cuenta para la vigencia como organización con fines políticos, la respetable votación obtenida en las elecciones parlamentarias de 2010, y no la que pudieran alcanzar en 2012.
Jugar políticamente con los votos del 2010, y evitar quedar desnudos con una votación inferior en las presidenciales 2012, permite a la diezmada Acción Democrática y sus secuaces, presentarse altanera y vengativa en la disputa por las gobernaciones (diciembre 2012), ya serán condiciones más favorables para su tarjeta, cuando se enfrenten a un inexperto partido como Primero Justicia que para entonces estará desmoralizado por la derrota de su candidato Capriles frente al reelecto Hugo Chávez.
En definitiva, hasta hoy todo indica que no hay factor de índole político que impida que el desenlace de esta historia electoral sea en términos aquí señalados.
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