Jessika Grau, actriz de cine |
Jesús Silva R.
Publicado en semanario La Razón.
Del 7 al 13 de abril 2013.
Que cada día
más gente de la farándula se deslinde del odio antichavista impuesto por empresas
privadas del entretenimiento, es favorable para la sociedad de tolerancia, paz,
respeto y libre pensamiento que todos merecemos. Los nuevos afiliados al
Chavismo son ejemplo de que se pueden fomentar espacios de arte fuera de la agotadora
polarización que radicales de ambos bandos pretenden imponer.
Una nueva
plataforma de artistas incorporada al Plan de la Patria, reformas legales y un
sindicato nacional harán posible contrarrestar la discriminación de los
empresarios capitalistas contra muchos talentosos compatriotas cuyas
preferencias revolucionarias les ha costado perjuicio profesional. Urge ponerle
fin al abuso de esos propietarios de medios que fomentan división social.
Causa pena
ajena que autoproclamados intelectuales de izquierda exijan que estos jóvenes
de la farándula sean execrados del Chavismo, como si fueran dirigentes políticos
que se han infiltrado en la familia socialista para desgarrar sus entrañas y
pervertir sus valores.
Esos politólogos
o vedettes de la promiscuidad mediática que roban cámaras en cualquier programa
de televisión tóxica, balbucean rabia cual Dragones de Komodo sólo porque en su
gira electoral el Presidente Nicolás Maduro es acompañado en tarima por estos
artistas del recién fundado “Movimiento por la Paz y la Vida”. Quizás con un
papel en telenovela o grabándoles su primer disco, se pudiera aliviar la
envidia de tales “ideólogos”.
Sabemos que la
Revolución Bolivariana no es ni puede ser únicamente el PSUV ni el GPP, por eso
todos somos necesarios aunque nadie sea indispensable. Sin discriminación, las
fuerzas patrióticas deben seguir integrando aliados para hacer cada vez más
poderoso e irreversible el vigente proceso de inclusión social.
La mayoría
popular no desea que la revolución original que vive Venezuela copie experiencias
del siglo pasado donde "oligarquías de izquierda" se emborracharon
con sectarismos dogmáticos e impidieron la libre participación.
Sumar a favor
de la obra que nos dejó el Comandante Hugo Chávez implica derrotar la trampa de
los que pretenden crear una muralla que divida a Venezuela en dos mitades
irreconciliables para así encabezar un ejército lleno de rencor que se oponga a
cualquier programa del Gobierno Bolivariano o del Poder Popular.
Bienvenidos
sean los artistas que colaboran en los planes contra la violencia y a favor de
la proyectada Ley Desarme. Es vital apoyar la reinserción de miles de jóvenes
que necesitan una mano amiga para salir de la violencia y transformar sus vidas
con educación, trabajo y deporte.
En cine o tv,
que bueno sería realizar un film con figuras de notable experiencia como
Antonio Machuca y Dilia Waikarán, sumando nuevas generaciones como la carismática
actriz de cine Jessika Grau.
Ciertamente hace falta una obra de arte que
combine calidad estética para competir comercialmente, pero al mismo tiempo genere
conciencia en problemas del mundo actual como la sociedad dividida en clases,
el racismo, el sexismo o los medios de comunicación como fuente de antivalores.
Ya escribí el guión de esa película.
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