Un argumento central de los filósofos conservadores en defensa del decadente Estado Liberal es: la responsabilidad social empresarial. Según esta idea la clase social propietaria de los medios de producción (burguesía) está predestinada a conducir el rumbo de las naciones hacia el progreso y de su caridad depende el bienestar de las clases no propietarias.
Nos explican que la elite privilegiada, por ser la más capaz e ilustrada, debe ser la dueña de la industria, la banca y la tierra, es decir: todo el aparato productivo y financiero; ya que por su condición de gerente más eficiente que el Estado y la clase trabajadora, podrá siempre administrar mejor los frutos de la economía y distribuirlos más sabiamente al resto de la sociedad.
¿Aspiran ellos que toda la vida los trabajadores vendamos nuestra fuerza física e intelectual a la burguesía y ésta únicamente por ser la propietaria, pero sin trabajar como nosotros, se siga apropiando de los bienes y servicios que generamos con nuestro esfuerzo diario? ¿Creen ellos que seguiremos mansamente resignados a un salario para sobrevivir, que al ahora estar acompañado de limosnas que ellos llaman responsabilidad social empresarial, supuestamente podrá remediar la pobreza y la exclusión social que sufre nuestra explotada clase popular? La respuesta es sí.
Abiertamente, los farsantes liberales están empeñados en engañar a nuestro pueblo con la ilusión de un capitalismo solidario donde los explotadores sean perdonados mediante el regalo de una porción de riqueza para acciones humanitarias, donaciones benéficas a hospitales, escuelas, fundaciones y el patrocinio mediático a algún personaje sobresaliente (artístico, deportivo, etc.) de origen humilde; mientras que en el fondo se reafirma el libreto de la explotación y la plusvalía.
Resulta utópico pensar en un reparto equitativo de ganancias entre dueños de industrias y masas de obreros, porque ninguna explotación es democrática. A diferencia de los funcionarios del Estado, el puesto de empresario no proviene de los votos del pueblo ni de los trabajadores; sino de su sagrado Derecho de Propiedad, el cual es ejercido de manera exclusiva, absoluta, arbitraria y vitalicia en el gobierno de la empresa; muy a pesar de que el trabajo humano sea el que realmente genere los valores y no la propiedad por si sola.
Por generaciones, el régimen de la propiedad privada le ha negado a la clase trabajadora (obreros, técnicos y profesionales) su legítimo derecho a transformar la riqueza acumulada por sus años de servicio en propiedad sobre los medios económicos de producción y organizarse libremente; por el contrario la ha condenado a la esclavitud del salario bajo la dictadura eterna del empresariado privado y sus serviles gerentes.
Como abogado de los trabajadores, puedo testimoniar que ha sido
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1 comentario:
. FELICITACIONES POR SU BLOG. HOY 16-10-09 HE DESCUBIERTO ESTE BLOG POR UN ARTICULO SOBRE LA HOJILLA PUBLICADO EN APORREA.
POR FAVOR SIGUE ESCRIBIENDO SOBRE "CAPITALISMO SOLIDARIO"
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