Jesús Silva R.
La universidad puede unir lo que la política ha dividido. Si bien es cierto que desde 1998 Venezuela y Estados Unidos están cada día más enfrentados debido a discrepancias entre sus respectivos gobiernos, ello no ha hecho mella en los vínculos culturales entre ambos países, por ejemplo el gusto del venezolano por los deportes, las películas, la música, la comida y el vocabulario provenientes del país del norte.
Dicho esto, como candidato a Rector de la UCV, he desarrollado un programa denominado "migración profesional planificada" para que mediante el intercambio de profesionales, científicos e investigadores, sea posible tramitarle la visa americana a miles de venezolanos a fin de que presten servicios en EEUU y manden parte de sus ganancias en dólares a Venezuela.
Las bondades de este programa son que nuestros migrantes no irán al imperio a lavar pocetas, ni a cuidar ancianos, ni a consumirse en un car wash (autolavado), ni a sufrir ataques xenofóbicos, sino que migrarán a ejercer el trabajo con el cual se han titulado profesionalmente y con un empleo previamente acordado entre la UCV y las universidades norteamericanas, dejando atrás el conflicto político entre Miraflores y la Casa Blanca.
Visto desde esta perspectiva, estaremos generando una migración venezolana de calidad profesional que beneficiará tanto a la República Bolivariana, que percibirá un porcentaje de los dólares devengados por el compatriota en el norte, como al propio EEUU, quien tendrá un migrante calificado que aportará a la economía y la ciencia de la nación estadounidense.
Este desempeño laboral podrá durar hasta tres años, con opción a una prórroga de igual duración, tiempo suficiente para que el profesional venezolano pueda ahorrar dinero y ayudar a su familia todavía residente en Venezuela.
Este programa de "migración profesional planificada" también será acordado con los países de la Unión Europea y los del denominado "Grupo de Lima" con lo cual las tensiones políticas entre estos estados serán suspendidas y se retomarán lazos de amistad a través del intercambio académico y laboral con todos esos países.
En esencia, nuestra candidatura promueve que la UCV sea un instrumento de colocación laboral de los mejores talentos venezolanos para ser exportados y que tales empleos sean justamente remunerados en dólares.
Nos acompaña la convicción de que por la vía de la educación podemos ayudar a resolver todos los problemas de Venezuela y alcanzar una nueva etapa de reconstrucción económica y social de nuestra amada patria. Para hacer esto posible, empezaremos desde la UCV y el buen ejemplo se reproducirá en otros lugares hasta predominar en la geografía nacional.
