se hace camino al andar

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08 junio, 2014

Presidenta Machado

Jesús Silva R.

No es la primera vez que escribo sobre María Corina Machado pero es que las circunstancias obligan por la propia voluntad del Alto Mando Político Militar de la Revolución, o dicho brevemente, la cúpula gobernante que frecuentemente la menciona.

El presunto descubrimiento de correos electrónicos comprometedores entre la actual embajadora de Panamá ante la OEA y sus compinches no constituye el desenlace de una investigación criminalística, sino un primer indicio de participación en supuestas actividades golpistas o magnicidas, algo que los penalistas definimos como “actos preparatorios del delito”.

Pero en ningún caso podríamos esperar, ni en lo político, comunicacional y mucho menos en el ámbito jurídico que tales revelaciones sobre esas conversaciones de la ex diputada venezolana, generen certeza en la población respecto a que Machado sea una amenaza militar contra el gobierno del Presidente Nicolás Maduro.

Si fuere una amenaza, y creemos que lo es, ello se expresa en el plano político a partir de sus privilegiados vínculos con el gobierno de los EEUU y los favores que desde el norte recibe, lo cual se hace visible desde la fotografiada visita al entonces presidente George W. Bush y que con el paso de los años se ha consolidado como una relación sólida, estable, orgánica y comprometida entre Machado y el poder político estadounidense.

Ni Henrique Capriles Radonsky, ni Leopoldo López han logrado la relevancia internacional de Machado, a pesar de que estos caballeros tienen un origen común con la dama, son todos hijos de la alta burguesía, cursaron estudios en el exterior (Harvard, Oxford, Yale, etc.) y compraron una carrera política como pocos pueden hacerlo en Venezuela. 

Pero sólo Machado ha dictado ponencias ideológicas en importantes academias en el exterior, muchas de ellas en impecable idioma inglés (lo certifico como profesor universitario de la materia) demostrando sus especiales capacidades teóricas y destrezas como sobresaliente predicadora del anticomunismo del siglo XXI. No vemos ni en Leopoldo ni Henrique esas aptitudes y si aparecieran mañana sería un verdadero hallazgo.

Sirva entonces este breve análisis para advertir que Machado va acumulando méritos en la derecha venezolana para dar de que hablar y seguramente en próximas contiendas presidenciales se vuelva a escuchar la propuesta del capitalismo popular, frase electoralmente pegajosa que hizo creer a más de cien mil venezolanos que es posible pasar de buhonero a empresario con un poco de magia capitalista.

No creo sobreestimar a Machado, mis criterios como humilde abogado en ejercicio y docente universitario tienen discreta relevancia en un universo político manejado por los poderosos, pero nótese que destacados chavistas con poder y fama coinciden conmigo y la han equiparado con estadistas de la talla de Golda Meir y Margaret Thatcher, al menos así parece derivarse de la impactante expresión “Presidenta Machado”, o tal vez sólo sea un accidente mental al hablar, eso que los especialistas conceptúan como “lapsus linguae”.

Prefiero pensar que no es accidente y tal vez sea mejor que no, pues esto me hace recordar a Ismael García, quien en sus tiempos de chavista en una sesión de la Asamblea Nacional, no sé si en El Calvario, dijo: “el presidente Pérez” cuando quien entonces gobernaba en Miraflores era el presidente Hugo Chávez. Claro, por aquellos años Globovisión era otro canal y no desperdició aquel insólito incidente para retransmitirlo más de veinte veces diarias.

No cabe duda que los “lapsus linguae” representan un pésimo presagio, en el caso de Ismael fue la revelación de su afecto oculto hacia el ex presidente Carlos Andrés Pérez y el preámbulo a un espectacular salto de talanquera, tal vez el más impresionante en muchos años. Porque como muchos otros chavistas inocentes, esos que todavía existimos en este país a pesar de tanto maltrato de lado y lado, confieso que yo también me emocionaba con los gritos de Ismael alabando la Revolución Bolivariana y siempre recordaré cuando desde la Asamblea Nacional dijo apasionadamente (al menos eso aparentaba) “Chávez es un patrimonio nacional”.

Por último, quiero expresarme sucintamente sobre la idea recientemente difundida sobre una nueva Asamblea Constituyente para Venezuela, más allá de colores políticos y sus proponentes, lo cierto es que esa es una vía constitucional, democrática, pacífica y sabia para resolver la conflictividad política que afecta a nuestra nación y por tales motivos no puede ser descartada.