se hace camino al andar

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08 diciembre, 2013

8-D y la última vez que vi a Hugo Chávez

Jesús Silva R.

Esa noche estando en casa, 8 de diciembre de 2012, al igual que millones de venezolanos, me despertaron para darme la noticia que no quería recibir: "Jesús, despiértate, Chávez está diciendo que regresa a Cuba para tratarse el cáncer".

De inmediato dejé de dormir y empecé a ver en la tv al gigante, sintiéndome conmovido al escuchar las palabras de ese hombre que hacía un esfuerzo supremo, en medio de inconfesables dolores físicos, por preparar al pueblo para enfrentar situaciones muy difíciles y salir adelante exitosamente a pesar de su calamidad personal. 

Era Hugo Chávez, el hombre que en un tiempo histórico relativamente corto de 14 años cambió nuestra forma de pensar, hablar, soñar, actuar y relacionarnos. Porque a partir de Chávez, todos sentimos la emoción de intentar ser héroes, derrotar adversidades y transformar el mundo en un mejor lugar.

No quise esperar, ni calcular las consecuencias, ni procesar mis ideas por el filtro del pensamiento intelectual, simplemente decidí escribir una declaración de afecto y sobre todo respaldo al mensaje que esa noche nos daba ese extraordinario ser humano que aprendimos a amar como a un padre y un hermano.

Confieso haber sentido que esa noche era la noche en que vería a Chávez en la pantalla por última vez. En sus ojos vi a mi propio padre, un viejo guerrillero de mi mismo nombre que pocos años atrás murió en mis brazos víctima de la misma desdichada enfermedad. Era alrededor de la media noche, y en mi dolor escribí esta reflexión que sería publicada como primicia a las 2:00 am en Aporrea.org con un título que lo decía todo: "El testamento político de Hugo Chávez" http://www.aporrea.org/movil/actualidad/a155607.html

Tanto quise haberme equivocado en mi lectura del escenario. Saben quienes me conocen, que habría preferido el milagro de la sanación absoluta y el inmediato retorno de nuestro Presidente. Sin embargo, las probabilidades objetivas eran otras.

De modo que a un año de su última aparición pública, el mensaje a Venezuela no es de tristeza sino de esperanza, amor y lealtad al ejemplo de Chávez, ese nuevo Libertador de la Patria en el siglo XXI.

Como pueblo en este nuevo escenario electoral, seamos la garantía para la profundización del Poder Popular, el Socialismo Bolivariano y la ética revolucionaria que nos enseñó el inolvidable héroe invicto, Hugo Chávez.