se hace camino al andar

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07 diciembre, 2020

La abstención del 6 de diciembre

Jesús Silva R. La cantidad de personas que salieron a votar en las elecciones legislativas de Venezuela se puede clasificar así: militantes del PSUV vinculados a aparatos oficiales como jefes de comunidad, jefes de calle, jefes de CLAP, etc.; opositores con esperanza en la nueva oposición de la mesita. Adicionalmente, los abstencionistas se pueden desglosar así: opositores que sienten que no hay líderes ni partidos que los representen en este evento electoral, chavistas descontentos por la economía y sectores de independientes que perdieron fe en la utilidad del voto. Las elecciones deben servir para recordarle a los venezolanos que se pueden resolver diferencias mediante el sufragio, también deben hacer ver a todos que golpismo, intervención extranjera y estallido social no son caminos de solución a nada. Si el gobierno, la oposición de la mesita, o los abstencionistas se proclaman ganadores del proceso electoral del 6-12-20 y con ello se intenta menospreciar y segregar al adversario político, se estará cometiendo un inmenso error porque este acontecimiento comicial ha debido servir para rescatar la convivencia política en el país, tan deteriorada en los últimos cinco de guerra entre gobierno madurista versus parlamento opositor radical. Urge en Venezuela regresar a una competitividad política en la cual se respete el interés nacional, es decir, ser oposición, adversar al gobierno, buscar votos, ganar espacios como gobernaciones, alcaldías y curules parlamentarios pero nunca pedir contra la patria invasión militar extranjera, ilegales sanciones económicas, ni procurar golpe de estado o estallido social ni fraudulenta destitución del presidente mediante artificio legislativo. A su vez, el gobierno puede mejorar su trato con la oposición, velar porque no existan presos políticos ni políticos presos (salvo casos justificados legalmente), ni partidos judicialmente intervenidos, ni vetos comunicacionales que menoscaben la libertad de expresión, ni criminalización de la protesta por crisis económica o satanización del chavismo de a pie que critica elementos de la gestión gubernamental, etc. En resumen, no se puede decretar triunfo de un bando del país en esta elección, quien debe ser promovido como vencedor es el sistema democrático de la nación, más allá de la abstención del 6 de diciembre, y ello será así, sólo si los actores políticos abrazan esta convicción con palabras y actos de tolerancia y reconciliación por encima de las diferencias políticas, porque en resumen Venezuela necesita principalmente restituir la convivencia política para desde ese escenario trabajar con todos los sectores en la reconstrucción económica, social e institucional que merece un país civilizado y rico en recursos naturales. Eliminemos el odio político y fomentemos la tolerancia hacia el que piensa distinto.