Jesús Silva R.
En la carrera por la presidencia de EEUU del año 2020, Donald Trump arrasa en el voto presencial pero lo golpean en el voto por correo con papeletas falsas, sin Watermark, es decir, sin la marca de seguridad que caracteriza a estas piezas electorales. Esto es estadísticamente improbable, no se puede ser tan dominante en un estilo de sufragio (físico) y ser ampliamente derrotado en el otro (electrónico).
El fraude luce escandaloso y pareciera que el partido demócrata y otros poderes económicos y mediáticos de Estados Unidos estuvieron preparando esta emboscada tecnológica desde hace meses.
La Corte Suprema de Justicia debe anular todos los votos por correo que luzcan dudosos así como aquellos que están siendo contados muchos días después del cierre del proceso electoral. Aunque las cortes estadales se opongan a esta sentencia judicial, es la Corte Suprema a nivel federal quien tiene la última decisión vinculante, en esa institución de nueve miembros, al menos seis son conservadores como Trump.
Si se impone el fraudulento voto por correo, no será un triunfo de Biden, sino una infame derrota para Trump y la democracia norteamericana porque será irreparable el desprestigio contra las elecciones de ese gran país cuyo sistema político es admirado por buena parte del mundo.
Para los venezolanos, es ingenuo ilusionarse con Biden, éste no levantará el bloqueo contra la República Bolivariana porque esa política sancionatoria es bipartidista, dicho de otro modo, la apoyan los republicanos y los demócratas. Sólo un acuerdo internacional (entre EEUU, China y Rusia) respecto a elecciones presidenciales en Venezuela podría revertir el devastador bloqueo yanqui.
Si Trump es vencido oficialmente, el modelo de liderazgo personal antitradicional de irreverencia, "in your face" (te digo lo que sea en tu cara) y conducta desafiante habrá sufrido una derrota brutal. Justamente esas características hicieron victorioso a Donald en 2016 pero la crisis del Covid 19 le ha hecho perder muchos votos.
Desde el punto de vista constitucional los votos electorales, esos que provienen de los colegios y que valen más que los votos populares, son comprensibles en el sistema electoral gringo, porque buscan equilibrar el peso político entre los cincuenta estados de la unión americana. Sin ese sistema, los votos de California, Nueva York y Florida serían prácticamente los que decidirían la presidencia estadounidense.
Pero lo que si debe ser eliminado mediante enmienda constitucional es el voto por correo, ya que genera un pavoroso nivel de inseguridad jurídica y enorme facilidad para cometer fraude. El bochorno electoral de 2020 así lo demuestra.
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