06 julio, 2015

Análisis global: Elecciones parlamentarias

 Jesús Silva R.


El próximo 6 de diciembre del presente año se celebran las reñidas elecciones a la Asamblea Nacional de Venezuela, la máxima instancia del Poder Legislativo en este país latinoamericano. Como acontece en todas las elecciones venezolanas desde 1998 cuando Hugo Chávez conquistó la Presidencia de la República, dos proyectos radicalmente opuestos compiten por poder sobre el Estado

Por un lado la oposición venezolana intenta revivir un modelo económico neoliberal para manejar la nación, basado en la privatización de los servicios públicos vitales como salud, educación, transporte pero sobre todo la industria petrolera, vale decir, la fuente de riqueza principal en el presupuesto estatal anual de los venezolanos.

Ese proyecto neoliberal de la fuerza enemiga del chavismo es el mismo de todas las burguesías de América Latina que se encuentran bajo los parámetros del Pacto Bretton Woods, el mismo que desde mitad del siglo pasado establece que la moneda de Estados Unidos y las instituciones como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial son quienes imponen los pasos o recetas a obedecer y aplicar en los países latinoamericanos.

En América Latina,  el neoliberalismo ha debilitado el concepto del Estado Nación ya que estando la economía privatizada en muchos países, los gobiernos popularmente electos no tienen industrias que administrar y por consiguiente no tienen ningún poder real más allá de los formalismos burocráticos. Son entonces los capitalistas convertidos en dueños de todas o casi todas las industrias quienes manejan la nación según sus siniestros intereses grupales.

Contra el neoliberalismo se opone el modelo socialista venezolano fundado por el extinto presidente Hugo Chávez. De allí nacieron sólidos principios anti neoliberales estableciendo que el Estado debe mantener la administración de las industrias más productivas de la nación, los servicios públicos primordiales y los recursos naturales para garantizar que el poder político permanezca en los ciudadanos que eligen, controlan y revocan a los funcionarios gobernantes quienes son a su vez un vehículo para ejercer la autoridad.

En este contexto la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela determina que las riquezas naturales de la nación son propiedad de todos los venezolanos y en ningún caso podrán ser vendidas o privatizadas por empresarios o cualquier otro grupo de la sociedad que pretenda hacerse único propietario.

Con los trascendentales cambios revolucionarios impulsados por Hugo Chávez en Venezuela en década y media de mandato, se contagiaron otros países como Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, entre otros. Cada uno de ellos emprendió su propia ruta anti neoliberal según sus particulares circunstancias nacionales y el tamaño de las fuerzas populares frente a la resistencia de las respectivas burguesías en cada territorio y asociadas al imperialismo estadounidense.

Desde principios del siglo XX, el colonialismo del antiguo Imperio Español en América fue sustituido por el imperialismo de EEUU. Ese orden político continental se mantuvo hasta principios del siglo XXI cuando Venezuela entró en revolución socialista y su proceso social inspiró a otros pueblos.

El Partido Socialista Unido de Venezuela, también llamado PSUV o partido del gobierno, es el principal instrumento para la supervivencia de la propuesta anti neoliberal en ese país y sirve como ejemplo para otros en la región. Su éxito dependerá de concretar alianzas con otros factores revolucionarios, no sólo con partidos amigos sino también comunidades organizadas, los sindicatos, trabajadores, campesinos, amas de casa, estudiantes y los intelectuales socialistas.

No será fácil obtener el triunfo electoral que le permita al PSUV conservar mayoría de diputados en la Asamblea Nacional. Falta por saber si los socialistas alcanzan mayoría de la mitad más uno de los diputados o más bien dos tercios del total, siendo este último escenario el que luce más improbable. 

Ahora bien, en el supuesto negado de que el movimiento socialista resultara derrotado en los comicios para escoger al nuevo parlamento, la alianza neoliberal contrarrevolucionaria usará esa institución para ejercer negativamente todas las facultades que le asigna la Constitución Venezolana a fin de forzar una crisis institucional que haga inviable el funcionamiento del Estado.

La hipotética mayoría anti chavista promoverá el bloqueo del presupuesto anual para la nación, tratados internacional, nuevas leyes orgánicas, nombramiento de los representantes del poder judicial, el fiscal general, entre otros procesos.

Por ahora, a falta de varios meses para que llegue el día de competencia electoral, el PSUV mantiene amplias posibilidades de victoria. Para ello es menester unir todas las fuerzas dispersas de la población de revolucionarios y socialistas en Venezuela a fin de presentarse como un sólo bloque político anti neoliberal.

Asimismo el gobierno debe extender esfuerzos para reducir los problemas económicos de inflación, devaluación de la moneda nacional y la ausencia de muchos alimentos y medicinas que en la actualidad causan preocupación en varios sectores de la sociedad venezolana.

En este orden de cosas, es indispensable advertir que la actual época de dificultades económicas tiene relación con la guerra política pues empresas que adversan políticamente al gobierno del Presidente Nicolás Maduro, han disminuido su producción de bienes y servicios como represalia radical contra el pueblo chavista y buscando causar malestar colectivo en toda la sociedad, este último acto de conspiración recibe el nombre de Guerra Económica.

Pueblo y gobierno en Venezuela luchan por restaurar la economía nacional a una etapa anterior al estallido de la presente crisis y por ello nuevas medidas del gobierno apuntan en esa dirección. Reactivar las industrias venezolanas para revivir la producción interna es un deber inaplazable. Sancionar a los estafadores que venden alimentos y medicinas con sobreprecio es otro de los pasos a seguir para enderezar la vida del pueblo.

El Presidente Nicolás Maduro ha extendido alianzas estratégicas con China, Rusia e Irán, entre otros, para reanimar la economía de esta nación petrolera y distanciarse de Washington. El Presidente y sus colaboradores más cercanos se enfocan en superar obstáculos fomentados por los contrarrevolucionarios venezolanos y sus jefes políticos en EEUU.

En efecto, Venezuela trabaja arduamente en levantar su producción petrolera, actualmente estimada en tres millones de barriles diarios. Lo hace con ayuda de aliados internacionales, entre ellos la empresa petrolera rusa Rosneft, de dicha unión se aspira que en el mediano plazo Caracas instale una capacidad industrial para generar al menos seis millones de barriles diarios y colocarlos para la venta hacia nuevos países, ya no necesariamente a Estados Unidos.


En resumen, los revolucionarios venezolanos unimos esfuerzos para materializar un triunfo electoral anti neoliberal que nutra a la Revolución Bolivariana y a los procesos de emancipación nacional en América Latina y otros lugares del mundo que reaccionan contra los planes de austeridad económica y recorte de los derechos laborales como acontece hoy en Europa y EEUU en perjuicio de sus habitantes más humildes.  

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