02 enero, 2013

Esperanza de vida de Hugo Chávez





Por: Jesús Silva R.


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Luego de su cuarta operación en año y medio para extirpar el cáncer, ha transcurrido casi un mes desde que el mundo pudiera ver y escuchar por última vez a Hugo Chávez, cuando en una conmovedora medianoche decembrina de 2012, el Comandante Presidente confirmó los rumores sobre el resurgimiento de su enfermedad.

Lo que más nos duele a quienes apoyamos a Chávez, es que su padecimiento pueda originarse con ocasión al trabajo, es decir, lo que técnicamente se conoce como una "enfermedad de hábito". Se trata del mal que se adquiere por un indebido estilo de vida, que en el caso de nuestro presidente fue una faena de catorce años, durmiendo muy poco, abusando de la ingesta del café, permanente estrés laboral, desordenada alimentación, exposición sistemática a la fatiga mental y física, etc.

Esa vida agotadora y voluntarista ejerciendo la presidencia, seguramente le ha pasado factura a la salud de Chávez; y si algo puede rescatarse de este desgraciado evento es que hoy no cabe duda de su amor por el pueblo venezolano y sobre todo por los más pobres. En efecto cuesta pensar en una prueba mayor de afecto hacia la patria que quien sacrifica su propia salud debido al sobretrabajo al servicio de la colectividad entera.

En el presente, el oposicionismo inescrupuloso desconoce la victoria electoral de Chávez en octubre del pasado 2012, así como el gran triunfo en las regionales de diciembre. Vilmente se intenta hacer creer que habrá falta absoluta del Presidente de la República si no comparece a la Asamblea Nacional a tomar posesión este 10 de enero de 2013, como si la ceremonia fuera más importante que los votos de la mayoría popular que lo reeligió para el período 2013-2019.

Tal interpretación es groseramente leguleya, y aunque la Constitución venezolana en sus artículos 231 y 233, establece que se puede juramentar en el TSJ sin más limitaciones de fecha, el problema es más político que jurídico; ya que la oposición generará presión mediática para que se convoque a nuevas elecciones presidenciales y se apoyará en una atorrante campaña de mentiras para atormentar al pueblo.

Muchos descartan la posibilidad de recuperación que tiene el hoy convaleciente Hugo Chávez. Otros nos aferramos a la idea de que mientras haya vida, hay esperanza. Lo fundamental es que cualquiera que sea el desenlace de este doloroso trance que vive el chavismo, recordaremos eternamente lo mucho que el presidente ha hecho por Venezuela en materia de dignificación popular, inclusión social y elevación de la conciencia política colectiva.

No se debe contribuir al juego mediático de los cobardes que promueven la idea de que el presidente ya ha muerto o está definitivamente impedido para retornar a su cargo. No se debe ser complaciente a las presiones y manipulaciones del antichavismo facineroso.

Ya Chávez es más que un individuo, es historia de nuestro país y ojalá estemos a la altura del complejo reto de defender todo lo que la Revolución Bolivariana ha logrado en función del bienestar y la justicia. Es hora de profundizar la unidad popular y revolucionaria, nada es más importante que eso.

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