24 septiembre, 2012

CAPRILES Y CALDERA: MÁS ALLÁ DEL CRITERIO LEGULEYO




Por: Jesús Silva R.

Existe una gigantesca realidad que tiene que ser mostrada ante la conciencia del pueblo venezolano, más allá de cualquier otro análisis simplista y leguleyo sobre la falsa sanción que se le aplicó al diputado Juan Carlos Caldera en su partido Primero Justicia (PJ), a raíz del video donde aparece en una clandestina e irregular recepción de dinero.

Es un hecho secundario, irrelevante e inclusive hasta anecdótico que la medida sancionatoria dictada por Henrique Capriles Radonski no tenga base en los estatutos de su partido, que la misma sólo pueda ser ordenada por el tribunal disciplinario de PJ y que por lo tanto todo sea una tramoya, montaje o ficción.

Ocurre que cuando una asociación de jóvenes fascistas tiene amplios antecedentes de conducta delictiva (asalto a embajadas, usurpación de funciones, detención de personas sin orden judicial ni flagrancia, rebelión, instigación al odio, instigación a delinquir, obstrucción a la libertad de tránsito, apropiación indebida de fondos de PDVSA, peculado, malversación, golpe de Estado, etc.) es de esperarse que el crimen esté instalado en su actuación habitual, o sea una raya más para un tigre.

Es un viejo error de abogados poco ilustrados y opinadores de oficio, el empeño de intentar resolver mecánicamente los problemas políticos o sociales mediante viejas fórmulas jurídicas o interpretaciones limitadas al Derecho de antaño. Tal operación resulta extremadamente torpe e insuficiente al no abarcar la entera dimensión y los múltiples aspectos del problema propiamente dicho.

Es más leguleyería y necedad todavía, distraernos en el tema subalterno de que la "separación" de Caldera en su puesto de parlamentario es otro saludo a la bandera, pues solo mediante la renuncia es que un parlamentario se despoja de la inmunidad y el pueblo venezolano así lo entiende por elemental sentido común, es decir, el muchacho se fue de paseo pero sigue siendo diputado.

Lo que debe ser esencia de un inteligente análisis (jurídico y sobre todo político) es la descripción de este grupo político (PJ) como un brazo de la burguesía que nació de la corrupción (fondos de PDVSA), que vive de la extorsión (martillando a los empresarios), que se apoya en una publicidad engañosa (progresismo) fabricada en laboratorios yanquis, que su compromiso y juramento de obediencia es con el gran capital (sector empresarial) y no con el pueblo humilde.

Importante es enfatizar que los dirigentes justicieros desprecian a sus propios aliados adecos y copeyanos, pero al mismo tiempo son peones del Imperialismo Estadounidense, que tienen nexos con la oligarquía colombiana (Uribe y sus paracos); y que en definitiva el conjunto de relaciones que caracterizan a Primero Justicia son una contundente evidencia de que su plan de gobierno para Venezuela es al servicio de los ricos (burguesía), de la entrega del petróleo barato (regalado a 7 dólares) a EEUU, de la privatización de los servicios públicos.

El plan de derecha es la rápida eliminación de las misiones, pensiones, planes, proyectos y leyes que protegen a los sectores más necesitados de nuestro pueblo (niños, niñas, adolescentes, mujeres, adultos mayores, amas de casa, estudiantes) porque bajo un hipotético gobierno del fascismo, el racismo, el sionismo y el capitalismo salvaje que representa Primero Justicia, Venezuela será convertida nuevamente en una empresa para generar ganancias a beneficio de las clases privilegiadas y las potencias extranjeras, mientras la clase trabajadora y la propia clase media serán hundidas en el desamparo, el abandono, la marginación y la pobreza extrema.

Más allá de la explicación leguleya, al pueblo hay  darle a conocer la realidad fundamental de los acontecimientos.

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