Por: Jesús Silva R.
La
alternativa (candidato) que posee más seguidores no está predestinada
infaliblemente a la victoria electoral porque siempre existen múltiples
variables que pueden influir en el resultado comicial. A partir del estudio de
los diferentes sectores sociales, la derecha bombardea selectivamente a cada
uno con informaciones falsas. En efecto, al conocer los temores, intereses y
dificultades de los estratos del país, los hipócritas intentan su manipulación
ideológica a fin de lograr dividendos electorales.
En
Venezuela, es sabido que los más humildes son el principal respaldo de Chávez,
por eso es un objetivo estratégico del oposicionismo hacer creer que la
revolución ha abandonado las misiones y programas de protección social, y
argumentan que un hipotético gobierno de la clase alta sería mejor gerente y
ayudaría más a los pobres.
A
la clase media, intentan sembrarle miedo de que el régimen chavista se prepara
para expropiar desde sus hogares hasta sus carteras. Simultáneamente al
campesinado lo atacan con propaganda injuriosa respecto a que los
financiamientos que hoy reciben son sólo electorales y que al final generan
pobreza.
La
aspiración de la burguesía es lo que se denomina “dar un mordisco electoral” en
el conglomerado históricamente bolivariano como por ejemplo la mayoría de la
clase trabajadora y campesina, para por lo menos reducir la ventaja de Chávez
en ese ámbito. Asimismo, buscan consolidar una mayoría abrumadora en clase
media y alta, al igual que en regiones desarrolladas donde tienen gobernadores
y alcaldes.
Sobre
la base de un gigantesco engaño propagandístico y apostando a una alta
movilización de sus seguidores durante el 7 de octubre (a la vez que
obstaculizan de cualquier modo a los votantes nuestros) es en esencia
como la derecha sueña con propinar su gran mordisco.
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