20 junio, 2020

Chavista canta himno de Estados Unidos


Jesús Silva R.

Por 20 años la propaganda hacia Venezuela ha inducido a los chavistas a odiar Estados Unidos sin diferenciar entre un pueblo y un gobierno. Un chavista nunca ha cantado el himno estadounidense conocido como “The Star Spangled Banner” (la bandera con lentejuelas de estrellas), pocos dominan el idioma y ninguno se sabe la letra. En este video viral de Twitter, me convertí en la excepción por razones que a continuación explicaré. Ver YouTube: Jesús Silva canta himno de EEUU https://youtu.be/xiUnjb3J7CE

Si entre las burocracias de Caracas y Washington no existiera animadversión de por medio, ese canto de himno sería mera cortesía diplomática y estúpido sería verlo como traición a la patria. Conocer himnos extranjeros significa cultura general, no implica deseos de asumir otra nacionalidad, ni de abandonar la propia, salvo criterio de algunos resentidos sociales o incultos, a los que viajar fuera del país les llegó como privilegio en edad avanzada.

Este 2020 canté ese himno principalmente conmovido por el brutal asesinato del afro-estadounidense George Floyd a manos de policías racistas y en solidaridad con tantos negros de esa nación que han sido víctimas de racismo y brutalidad policial. Hoy deseo que blancos y negros puedan convivir en paz en EEUU, como también lo anhelo aquí en Venezuela, con opositores y chavistas. Ambos países estamos “enfermos del alma” y debemos sanar espiritualmente. Programas, planes y proyectos deberían fomentar la despolarización. Igualmente hago un llamado a las élites para que procuren la coexistencia pacífica entre EEUU y Venezuela, quien logre eso merecerá el Premio Nobel de la Paz.

Recuerdo que en tiempos de la cuarta república, yo canté ese himno con amigos gringos, porque parte de mi infancia y adolescencia la pasé en el país norteamericano. Más de veinte años han pasado desde que aprendí esa bella pieza musical, pero paralelamente fueron muchos mis años de adoctrinamiento dentro de una iglesia roja comunista en Caracas, fueron tantos los episodios de conflicto entre los gobiernos de Venezuela y EEUU mostrados en TV, tan abundantes las sanciones económicas, incesante el financiamiento a operaciones golpistas y repetidas las amenazas de invasión militar, que pensé nunca más cantar ese himno. Sin embargo, crecí en dos mundos (capitalismo y socialismo) y eso todavía me permite una cosmovisión tolerante sobre la humanidad. Inclusive en vísperas de recibir el reconocimiento IVLP del Departamento de Estados Unidos (como primer y único chavista con esa distinción) dudé en cantar dicho himno.

Aquello fue en la residencia del embajador de EEUU en Caracas y a mi lado estaba la más famosa dirigente femenina opositora de Venezuela, la de la foto con Bush. No se sabía la letra y sólo por impresionar a la bella y encantadora dama, accedí a entonar el mundialmente famoso “Oh say, can you see…”.

Volviendo a lo esencial y archivando las anécdotas, considero que odiar es moralmente incorrecto. Antes de emanciparme de la iglesia roja comunista donde pasé 15 años, le dije a sus vitalicios dirigentes que inclusive “el odio de clase”, ese que exaltan “del obrero contra el burgués” era indebido. Un revolucionario verdadero se inspira en el amor a la igualdad social, por lo tanto odiar contradice su naturaleza.

Siendo hoy más moderado ideológicamente (marxista pop) pienso que no se debe odiar a ningún ser humano, ni a ningún país, pues lo que moralmente cabe es repudiar y condenar una conducta humana negativa o la política criminal de un gobierno o sistema político, por ejemplo: el imperialismo, vale decir, la doctrina que persigue imponer la dominación militar, económica e ideológica de un país grande sobre un conglomerado de países de menor tamaño.

Concluyo comentando que el himno de EEUU no le pertenece al imperialismo, si no a una gran nación multirracial y policlasista de cincuenta estados diversos que en su fundación fue precursora de democracia y derecho constitucional en el planeta. Sus controversiales gobiernos son materia de otro análisis. El punto es que cuando uno no se dedica a ser “cheer leader” o propagandista al servicio de élites, si no que estudia científicamente la historia, 20 años es poco tiempo y uno evalúa el papel de los grandes personajes así como los países en ciclos más largos, quizás de medio siglo. Desde esta modesta tribuna, solicitamos el levantamiento de las sanciones estadounidenses a Venezuela y también elecciones generales venezolanas ajustadas al estándar internacional, con la sapiencia de que la diplomacia es el arte de las concesiones recíprocas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario