Jesús
Silva R.
Con
casi un mes de cuarentena en Venezuela para protegernos del Covid19, la popular etiqueta de Twitter
#BailaContraElCoronavirus emerge como refrescante convocatoria a la
alegría, la esperanza y el buen humor para sobrellevar la angustia existencial del
encierro, la restricción extrema de la gasolina y la dificultad para comprar
comida y medicinas, que hoy se derivan de la pandemia. Con fines terapéuticos, cada
venezolano debería grabar su propio
video de baile y colocarlo en las redes sociales con la mencionada etiqueta
a fin de viralizar un “challenge” o desafío que sirva para levantar el ánimo.
Por mi parte, ya publiqué mi video bailando como Michael Jackson, mi ídolo musical
desde que lo vi en las Twin Towers de New York en 1993 (anécdotas de un chavista
amigo del pueblo de EEUU). Ver YouTube: https://youtu.be/J7XwcuAohK0
Ahora
bien, hablando muy en serio, si la cuarentena radical es el sacrificio que los
venezolanos debemos hacer para no padecer grandes cifras de muertos como ya ha
acontecido en otros países; no menos cierto es que la empática consigna “quédate
en tu casa”, con el paso de tantos días, ya requiere estar acompañada de acciones
generales que resuelvan los agravados problemas del venezolano de a pie en esta
época. Reiterando el llamado a abandonar
rencores ideológicos inoportunos entre opositores y chavistas, propongo unirnos
como un solo pueblo para exigir la aplicación de tres “remedios” que salvarán miles
de vidas:
Primero: en materia
de gasolina,
cobrar el combustible a precio internacional y con ello abrir más estaciones de
servicio en el país. Esto permitirá que todas las personas que paguen puedan
tener acceso a este importante recurso. Esto no excluye prerrogativa para
sectores priorizados, simplemente coexistirá con un modelo de auto-regulación
en el uso de la gasolina, porque siendo costosa, la gente común la usará para
tareas vitales de supervivencia (ir a comprar bienes esenciales, ir al trabajo,
ir al médico, etc.) y no para el derroche como sucedía con la gasolina regalada.
Este sistema siempre será mejor que el salvoconducto donde muchos “enchufados”
se aprovechan y los demás venezolanos sin enchufe quedamos excluidos. Está
demostrado técnicamente que el Estado ya no puede subsidiar.
Segundo: en lo referente
a alimentos, hay
que universalizar la caja CLAP para que le llegue a todos los ciudadanos. Que
sea el registro electoral permanente, es decir el REP (y no sólo el carnet de
la patria) la base de datos oficial para identificar a las personas que son
cabeza de familia y que recibirán la
caja CLAP en la puerta de su casa. Que el regalo de la caja sea sustituido por
el subsidio, o sea, el cobró de un módico precio, ya que, al igual que con la gasolina,
el regalo es económicamente insostenible para un país en crisis. Que a los más
pobres, se les cobre un monto simbólico. Asimismo, que el ejecutivo nacional
acuerde con el sector privado la congelación de precios de los alimentos
mientras dure la pandemia.
Tercero: de las
medicinas y tratamiento médico contra el coronavirus, el Estado debe decretar la
gratuidad total de los mismos. En el sistema público esto debe ser garantizado,
y en farmacias y clínicas del sector privado, el gobierno llegará a un acuerdo
con estas entidades para cubrir los costos económicos de la gratuidad. En
definitiva, nadie debe morir por no poder pagar.
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