11 mayo, 2018

Opositores rabiosos piden invasión (es mejor votar)

Jesús Silva R.

Mi propuesta es propiciar relaciones de paz y respeto mutuo entre Venezuela y EEUU, pero pueden estallar otros escenarios. Si los yanquis invaden a Venezuela, se decretará un Estado de Excepción en la modalidad de Conmoción por conflicto (art. 337 CRBV, segundo aparte) para defender la patria frente al ataque, esto significa suspensión de ciertas garantías, y los revolucionarios chavistas tendremos justificación para ir contra aquellos hijos indignos de esta tierra que le pidieron al imperio que nos invadiera.

Todo lo que de seguidas describiré, esta jurídicamente amparado por el Derecho Internacional Humanitario que regula las guerras, las Convenciones de Viena, los supuestos del Derecho Penal referente a Estado de Necesidad, Legítima defensa y causas de justificación, así como subsidiariamente la teoría penal del enemigo de Günter Jacobs. Agréguense complementariamente manuales de guerra asimétrica para la comprensión del tema (Sun Tzu con su arte de la guerra, Klausewitz, Che Guevara con su guerra de guerrillas, etc.).

Explicado coloquialmente, en un escenario de contraofensiva antiimperialista, los patriotas iríamos justificadamente contra los dirigentes opositores, pero también contra sus seguidores pitiyanquis pues ellos habiendo declarado a los gringos como sus salvadores estarían autoproclamados como agentes de tropas invasoras y por consiguiente merecerán ser neutralizados, incluso preventivamente.

En pocas palabras, en el hipotético escenario de la invasión, las estructuras opositoras civiles y armadas serán las primeras en ser sometidas y barridas por la acción revolucionaria, desde la cabeza, pasando por sus mandos medios, e incluyendo integrantes de las bases que no se rindan rápidamente.

Cualquier opositor medianamente inteligente podrá sobreponerse a su intensa rabia antichavista y comprenderá que, si los yanquis invaden, no sobrevivirá el movimiento político contrarrevolucionario que pretende montarse en la silla presidencial con ayuda de Washington. Por esto la invasión no es negocio en Venezuela, no quedará civilización ni mínima condiciones de hábitat si se atenta militarmente contra la Revolución Bolivariana porque esta se encuentra armada y lista para defenderse.

No es aconsejable invadir a Venezuela sin una oposición nacional fuerte capaz de asumir las riendas de la nación con respaldo de estructuras militares y grandes multitudes de civiles políticamente organizados. Es cuesta arriba la invasión, el imperialismo lo sabe, pero la fantasiosa clase media opositora venezolana no lo sabe y por eso habla sandeces en redes sociales, todas asociadas a su megalomanía, al chavismo le queda por lo menos medio siglo de reino en estas tierras.  

En resumidas cuentas, votar en 2018 es lo recomendable para el opositor pensante. En primer lugar, porque no tiene nada que perder. Una vez que Nicolás Maduro sea reelecto, el opositor puede seguir pidiendo la invasión que hoy pide, aunque como ya dije, la misma no es políticamente rentable para nadie. 

También, queda viva la dañina opción de pedir bloqueo económico imperialista, aunque esta acción criminal no haya funcionado contra los cubanos durante 59 años. Si Cuba ha podido sobrevivir económicamente con caña de azúcar, más y mejor podrá sobrevivir Venezuela con su petróleo frente al bloqueo. De modo que estas alternativas opositoras son inmorales y políticamente tontas.

Evidentemente lo deseable sería que, una vez consumada la reelección del presidente obrero, la oposición mantenga una actuación pacífica y de respeto a la ley, que expulse a los actuales jefes de la MUD (o como se llame) porque son políticos fracasados que agotaron su credibilidad, y a partir de allí que pacientemente impulse una renovación interna de su liderazgo.

No más dirigentes oportunistas y promotores de violencia como Leopoldo López, Capriles, Borges o Ramos Allup. Deben buscar mentes y caras nuevas, trabajar a mediano y largo plazo para producir un candidato presidencial único para dentro de 6 años. El país no se acaba para los opositores con la reelección presidencial chavista, ellos también caben en esta tierra, siempre y cuando obedezcan a la Constitución. Desde mi pureza ideológica como chavista de a pie, le mando un abrazo reconciliador a la oposición.

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