Jesús Silva R.
Hoy es riesgosa la situación de la República Popular Democrática de Corea, también conocida como Corea del Norte. Ya van meses de guerra verbal, y algunos ensayos militares, en el conflicto entre estadounidenses y norcoreanos. El Presidente, Donald Trump busca presionar a su homólogo Kim Jong-un, para que renuncie a su programa de misiles balísticos. Una vez más, el jefe de la Casa Blanca habla de “opciones militares", ahora contra el país asiático, que medios de comunicación capitalistas han satanizado injustamente.
La reacción del líder norcoreano ha sido firme, advierte que su pueblo está preparado para defenderse. Desde que su antigua aliada, la Unión Soviética, desapareció; Corea del Norte ha crecido como autosuficiente en lo militar y bastante capacitada en lo económico, para soportar el asedio de EEUU y sus principales colaboradores regionales, Corea del Sur y Japón.
En este contexto geopolítico, el programa nuclear norcoreano debe ser interpretado como un plan creado para la defensa nacional contra las amenazas imperialistas. Positivamente, tanto Rusia como China han mostrado una posición opuesta a la confrontación, invitando a que EEUU y Corea del Norte retornen a la moderación diplomática y descarten acciones militares.
Para bien de la humanidad, en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas hay una mayoría de países que activarían su poder de veto para obstaculizar un conflicto bélico. Aunque esto no garantiza que EEUU baje los brazos. El escenario es claro, para evitar la guerra, la mayor responsabilidad está en EEUU, único país que hasta hoy ha usado la bomba nuclear contra seres humanos.
En medio de las turbulencias, la Revolución Bolivariana, liderada por nuestro Presidente Nicolás Maduro, mantiene una política exterior que llama siempre a la resolución pacífica de los conflictos.
Desde Venezuela la propuesta internacional es: construir un mundo sin armas nucleares ni opciones militares.
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