Jesús Silva R.
La Asamblea Constituyente desarrolla una ley contra el odio en una época en que esto es muy necesario luego de 4 meses de terrorismo antichavista que produjo más de 130 muertos y centenares de heridos. Hoy, aunque la violencia se ha minimizado, quedan aún cicatrices en la sociedad venezolana.
Con total desprecio hacia su propio país, la MUD se ha dedicado a fomentar odio político, con la clara pretensión de que ello termine en guerra civil o como mínimo violencia generalizada que justifique intervención militar de EEUU.
Para evitar que eventos sangrientos se repitan, urge erradicar el odio que los facilita.
En este sentido, la nueva ley podrá alertar sobre delitos como el hostigamiento a personas por su identidad política, mal llamado "escrache"; sépase que esto es criminal porque expresa una amenaza de violencia física proveniente de un grupo de personas agresivas e intimidantes que superan en cantidad a su víctima quien evidentemente se encuentra en situación de desventaja y peligro.
El debido tratamiento de los delitos de odio implica diseñar una ley modernizada que los tipifique claramente, es decir, que los identifique con sus verbos esenciales: hostigar, acorralar, amenazar, intimidar, ofender, etc. Entre las formas de cometer delitos de odio, está el uso de redes sociales en Internet para incitar a linchamiento de chavistas mostrando foto y dirección de habitación de ese sujeto al que se pretende aplicar "pena de muerte".
Es menester subrayar que, junto con la nueva ley, es necesario combatir el odio mediante una estrategia multidisciplinaria del Estado destinada eliminar sus principales fuentes, por ejemplo, en lo educativo, regulando la autonomía universitaria y subordinándola al interés social para que las casas de estudio no sigan sirviendo como "criaderos de jóvenes terroristas" tal como pasa en UCV y otras.
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