Jesús Silva R.
Una
existencia dedicada a darle a su Patria la mayor suma de felicidad
posible es lo que el eterno Presidente Chávez deja como herencia al
mundo entero.
Desde
su aparición heroica aquel 04-02-92 al frente de la rebelión patriótica que
socavó al mafioso régimen puntofijista, hasta su última aparición pública el
08-12-12, Chávez lo dio todo por la paz, el pueblo y la justicia
social.
Nos
dio independencia, para que nunca más la nación ni sus riquezas
fueran puestas a las órdenes de potencia extranjera y entonces garantizar el
desarrollo de un reparto equitativo de la renta petrolera. Nos trajo soberanía,
reforzando el poder popular para erradicar desigualdades y élites
privilegiadas, en el escenario de una nueva democracia socialista.
Cuando
se aprecia la vida por el tamaño de la obra, el tiempo se hace relativo. Hugo
Chávez en sus 58 años de vida ha tenido en la Venezuela Bolivariana, su máxima
obra. Sin duda su gesta le brinda todos los merecimientos para que una
enmienda constitucional lo lleve al Panteón Nacional y lo eternice al
lado de nuestro padre Simón Bolívar.
Cuando
muere un héroe, es común que sus enemigos hagan todo por asesinar moralmente su
memoria para arrancárselo del corazón al pueblo. Quienes injurian a
la familia de Hugo Chávez y a sus principales discípulos revolucionarios (Nicolás
Maduro, Diosdado Cabello, etc.) son buitres que buscan desesperadamente
crear un escenario de violencia colectiva y desestabilizar la democracia.
La
mejor lección que podemos darle a los tarifados enemigos de la patria y
promotores del odio, es derrotarlos nuevamente y de manera aplastante con diez
millones de votos revolucionarios este 14 de abril. Hoy vencer al
Imperialismo y profundizar el socialismo venezolano significa elegir al
Autobusero en quien el Comandante sabiamente ha depositado su confianza. Que
nadie nos saque de la ruta electoral.
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