Por: Jesús Silva R.
Un escritor de telenovelas netamente comerciales, derrama su irracional odio
antichavista contra un animador televisivo cuyo único pecado fue manifestar su
admiración hacia el Presidente Chávez. Obtuvo como respuesta la denuncia de que
exige favores sexuales a las actrices a cambio de darles papeles protagónicos,
lo cual causó escándalo más allá de Twitter y el mundillo vanidoso de la TV
privada. No se sabe si el escritor incurre en esos actos, pero al parecer si ha
tenido novias actrices.
Es triste pero sobran
artistas que vociferen grotesco rencor antichavista. Ridiculizan y atacan a
cualquier colega suyo que piense diferente. Actores, cantantes y deportistas
han sido difamados en redes sociales y medios de comunicación, sin importar los
aportes que le han dado al tricolor nacional.
A pesar de tanta
violencia mediática, nuevos talentos se declaran chavistas con base al derecho
constitucional a la no discriminación por razones de política (artículo 89,
ordinal 5). Pero no es sorpresa que la derecha busque desmeritar los nuevos
apoyos que se incorporan al proceso socialista y a la vez escondan que las
empresas privadas del espectáculo aplican amenazas de despido contra muchos más
trabajadores del arte que siempre votan por Chávez.
Los capitalistas
chantajean a los empleados en cualquier industria; la TV y sus afines no son
excepción. Sólo la profundización del proyecto de inclusión social permitirá
que los trabajadores desarrollen sus capacidades en un escenario digno y libre,
sin más atropellos patronales.
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