20 mayo, 2012

POR LOS DIEZ MILLONES DE VOTOS SIN LIMITACIONES PARTIDISTAS


Por: Jesús Silva R.

Desde nuestra postura de revolucionarios no militantes, nuestras investigaciones revelan que según cifras exhibidas por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), esa organización contaría con cinco millones de compatriotas inscritos. Tal hecho al ser analizado conjuntamente a la importante meta electoral propuesta por el Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, respecto a la conquista de diez millones de votos para triunfar en la elección del 7 de octubre, plantea un escenario donde por cada dos simpatizantes del actual Gobierno Nacional, al menos uno no es militante del PSUV.

Si bien resulta indiscutible que por amplísimo margen, el PSUV es el partido con mayor número de inscritos en nuestro país, no es menos cierto que en reiterados procesos electorales se ha demostrado que la mayoría de votantes no son militantes partidistas y que tal fenómeno acontece tanto entre los seguidores de la Revolución Bolivariana como en los opositores a ella.

Dado que la mitad del chavismo no pertenece a ningún partido, esto debe ser un factor preponderante en la política de captación de apoyos electorales entre los sectores y comunidades del país. La marcha de la democracia participativa y protagónica supone integrar a las multitudes en el activismo político revolucionario, no sólo en la elaboración de la propaganda y captación de votantes, sino en la definición colectiva de la táctica política a nivel regional, municipal, parroquial y comunal.

Por su parte, el director de Hinterlaces Oscar Schemel, (13-05-12) en entrevista con José Vicente Rangel, manifestó este domingo que el discurso opositor le sigue hablando a las clases medias y élites, carece de emociones y significado que movilicen a los sectores populares, que se identifican con los ideales del líder de la igualdad, lealtad y justicia.

De modo que ante la identidad profundamente popular del programa predicado por la Revolución Bolivariana hacia los electores, luce conveniente profundizar la armonía entre la normativa partidista y los saberes del pueblo a fin de que éste no sea condicionado excesivamente por una rígida disciplina militante. Surge como realidad evidente que de cara al 7 de Octubre, lo deseable es que la mayoría popular se encuentre en circunstancias propicias para el despliegue de sus nuevas formas de organización social y que ellas se materialicen en la más alta movilización electoral de nuestra historia democrática.

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