06 agosto, 2011

EL VALOR FUNDAMENTAL DE LA BATALLA MEDIÁTICA




Por: Jesús Silva R.

Como suprema evidencia del carácter estratégico de los medios de comunicación, el infame paro petrolero de diciembre de 2002 se apoyó en una campaña madiática de naturaleza explícitamente fascista con mensajes que satanizaban y exponían ante el escarnio público a la figura presidencial y al pueblo que lo acompaña. En esta oportunidad las televisoras privadas se mantuvieron encadenadas por varias semanas transmitiendo las actuaciones de los golpistas (CTV, Fedecamaras, alzados de PDVSA) durante la paralización de la actividad económica del país, la falta de gasolina, carencia de alimentos y los graves daños materiales infligidos a la industria petrolera venezolana (cese de refinerías, detención de buques, sabotaje tecnológico, etc). Tales sucesos fueron permanentemente exhibidos con fines de incitar a una sublevación popular contra el régimen constitucionalmente elegido y forzar la renuncia del Presidente de la República.

La agresiva propaganda de los líderes opositores marcó una nueva etapa en la historia comunicacional de Venezuela en lo que respecta a las labores de defensa y contraofensiva de su régimen democrático frente a los francotiradores del terrorismo mediático y los agentes del odio. Por voluntad del pueblo organizado, se multiplicaron (2002) con gran enjundia y amplitud los medios de información alternativa entre los que resalta la página Web Aporrea.org (referencia fundamental entre militantes y simpatizantes del cambio social actual). Asimismo, el Gobierno Nacional promovió la creación de nuevos instrumentos comunicacionales a nivel latinoamericano como la estación Telesur, integrada por un significativo elenco de países de nuestra región. Se fundó Ávila TV (para todo el área metropolitana de Caracas), la Radio del Sur, así como se repotenció tecnológicamente Venezolana de Televisión y varias emisoras radiales fueron recuperadas para servicio público en el marco de la legislación vigente.

El año 2007 fue tiempo de acontecimientos controversiales en la historia del proceso político vigente en virtud de la no renovación de la concesión a la empresa RCTV y el inicio de la estación TVES. Estas decisiones destinadas a descontaminar a la población de los abundantes venenos mediáticos vertidos sobre el espectro radioeléctrico venezolano generaron incertidumbre sobre su conveniencia política al tal vez otorgarle un eficiente pretexto a la contrarrevolución nacional para denunciar internacionalmente una supuesta conculcación de su derecho a la libertad de expresión y las cualidades dictatoriales del régimen chavista. En efecto, la derrota sufrida en el referendum para la reforma constitucional representó un hecho negativo en la historia del actual proceso de cambio social, debido a la pérdida de espacios sociales ya conquistados y el resurgimiento electoral del oposicionismo anteriormente resignado a la abstención.

En el presente se desarrolla una profusa y permanente campaña comunicacional a través de un recientemente consolidado Sistema Nacional de Medios Públicos que incluye prensa, radio, televisión, Internet y un equipo de voceros a la vanguardia cuyos esfuerzos son loables en la difusión de programas, planes y proyectos de la Revolución Bolivariana; hoy más que nunca esa estratégica tarea debe ser fortalecida mediante la socialización de la propaganda y la comunicación, es decir, la incorporación efectiva de todo el pueblo en las tareas vitales la batalla mediática, sin élites ni aristocracias mediáticas dentro nuestras propias filas, sólo así podremos garantizar nuevas victorias 
ideológicas y electorales para la construcción del socialismo bolivariano.

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