29 octubre, 2010

¿A QUIÉN FAVORECE LA DESPOLARIZACIÓN?


Por: Jesús Silva R.

Se entiende por polarización el proceso por el cual en una sociedad, originariamente indiferenciada, se establecen características o rasgos distintivos que determinan la aparición en ella, de dos o más zonas mutuamente excluyentes llamadas polos. Desde su asunción al poder y hasta el tiempo presente, Hugo Chávez, ha sostenido la construcción de una política de Estado que crecientemente promueve el establecimiento de un nuevo orden político, económico, ideológico y social en Venezuela.


En cada uno de estos ámbitos de la vida nacional, el novel liderazgo revolucionario, con una mayoritaria composición de militares patrióticos y progresistas, ha tomado las riendas del Estado con la legitimidad de origen que le otorga sendos procesos electorales, que de manera amplia, han recogido la mayoritaria expectativa del pueblo venezolano, por el emprendimiento de un modelo democrático que priorice y materialice la inclusión social; en contraposición al fracasado esquema de la democracia biparidista subordinada al guión panamericanista determinado por el imperio estadounidense.


Ha sido el incomparable liderazgo histórico del Presidente Hugo Chávez, gran comunicador social, quien en el marco de su política enfocada al rescate de los derechos sociales del pueblo, ha persistido en un adoctrinamiento político hacia las masas, a los fines de caracterizar y visibilizar los sujetos que objetivamente han monopolizado las riquezas del Estado venezolano a lo largo de su historia democrático burguesa y el papel que estos representan en la actualidad como conglomerado político-económico que se opone al avance de la Revolución Bolivariana.


Fue el año 2002, la etapa inolvidable que llevó al campo de lo explícito, la lucha de clases que se manifiesta en todos los procesos de liberación popular, al delimitar de manera nítida, al polo encabezado por la dirigencia enemiga del interés nacional, frente a una gran masa popular, creyente del valor político de su nuevo gobierno revolucionario legitimado en elecciones libres y democráticas, con notorias expectativas de una gestión de inclusión social.En aquel momento, en contravención a la voluntad popular, Fedecamaras, en alianza con la todavía activa CTV, un alto mando militar reaccionario y los partidos políticos de la derecha venezolana, todos ellos, bajo la clara orientación del Imperialismo estadounidense; emprendieron la aventura insurrecional destinada a la ruptura del hilo constitucional.


En este marco, los golpes de Estado de abril y diciembre de ese 2002, fomentaron una auténtica polarización de la sociedad venezolana; en el entendido de que el liderazgo revolucionario le transmitió al país que en el primer ensayo golpista, fue la burguesía nacional, con sus diversos apoyos, quienes crearon un escenario de desestabilización político, social y militar para justificar su asalto al poder. Y que en el segundo ensayo, mediante la criminal destrucción de la Industria Petrolera, esos mismos factores golpistas, procuraron generar una situación de paralización económica extrema del país, a fin de producir la revuelta popular y extorsionar al gobierno nacional, legítimamente electo, a renunciar al poder como única salida a la crisis planteada.


En ese entonces, el discurso de la polarización y la lucha de clases, promovido por el Presidente Hugo Chávez, caló en la conciencia del pueblo venezolano; habida cuenta que el líder fue capaz de consolidar una convincente caracterización de las fuerzas en conflicto. Por una parte, la derecha antidemocrática estaba atentando contra la nueva democracia a fin de no perder sus privilegios de siempre, y que por tal motivo arremetían contra la estructura vital de la economía venezolana.


Creemos que la Revolución Bolivariana fortaleció su prestigio, luego de sobrevivir a estas emboscadas golpistas, y los resultados electorales así lo confirmaron.Esa polarización, que maduró en la conciencia popular a raíz de estos eventos históricos ya descritos, sellaron los calificativos de burguesía, oligarquía y pitiyanquis en nuestra conciencia colectiva; fenómeno éste que se acrecentó cuando el oposicionismo político, sistemáticamente desconoció los veredictos electorales del CNE y por último se retiró de las elecciones parlamentarias del 2005, con claras pretensiones de deslegitimar el régimen democrático vigente, tanto a lo interno como a lo externo de Venezuela.


Hoy, la necesaria polarización, que permite caracterizar a los explotadores y explotados del país, con la necesaria influencia que se debe ejercer sobre los explotados para que respalden efectivamente la Revolución Bolivariana y haya la anhelada continuidad política; se ve severamente afectada por una matriz generalizada de opinión pública donde muchas instancias del poder revolucionario son cuestionadas como poco eficaces y divorciadas del proyecto socialista.


En este caso se suscita el complejo fenómeno de que ante el pueblo se desvanece la diferenciación entre los burócratas de la cuarta república y los de la quinta república; al igual que pudiera no hallarse diferencias entre Fedecamaras y sectores de la dirigencia revolucionaria, nacional, estadal y municipal; si el pueblo sufre el abandono y el maltrato de ambos conglomerados políticos.Es así como matrices de la boliburguesía, la guerra entre dos burguesías (roja y blanca) se han extendido significativamente en masas populares dramáticamente desatendidas por algunas instituciones públicas; fundamentalmente en Gobernaciones y Alcaldías, donde anteriormente el respaldo electoral Chavista era casi unánime.


Vale la pena subrayar que esto brinda elementos para que el oposicionismo promueva el descrédito de la Revolución, como en efecto a sucedido en niveles no mayoritarios pero sí de dimensión preocupante para nuestro proceso político.Creemos que la izquierda venezolana actual, a pesar de su heterogeneidad y su doctrina, sigue siendo un factor revolucionario y sobremanera apto para defender las conquistas sociales logradas al rigor de la Constitución de 1999.


En esa perspectiva el discurso unánime de la oposición nacional, ha sido el llamamiento a una reconciliación entre explotadores y explotados, entre ricos y pobres; lo cual tiene efectos altamente despolarizantes y permite que barriadas, sectores populares y clase trabajadora se inclinen en considerable cantidad por la propuesta electoral del oposicionismo, que lejos está de emprender un proyecto de país basado en la inclusión social, pues ello colide con su verdadera agenda política.Fomentar la correcta polarización revolucionaria, implica crear condiciones ideopólíticas, pero sobre todo condiciones materiales a través de políticas públicas que se cumplan, para que el pueblo constate que con el socialismo se vive mejor.


En tal sentido polarización es que la masa popular se abrace con la revolución, entendiendo que el socialismo bolivariano es su alternativa de mejor calidad de vida y que existen resultados que así lo demuestran. Cumplida la correcta polarización, no podrá haber cinco millones de electores venezolanos que manifiesten preferencia por la opción electoral oligárquica.


Las nacionalizaciones de medios de producción, proceso estratégico actualmente en curso, nos plantea el desafío revolucionario, de que dichas medidas logran hacer realidad el beneficio social del pueblo y no una acción estatal aislada que no genera bienestar en el sector social más humilde, vale destacar, la histórica base electoral social del chavismo.


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