12 julio, 2010

SHAKESPEARE: TO BE OR NOT TO BE


Por: Jesús Silva R.

“Ser o no ser”, frase extraída del monólogo de Hamlet, mítico personaje creado por Shakespeare alrededor del año 1600. Sus palabras expresan el eterno dilema existencial del hombre: La aspiración de desplegar todas sus potencialidades y derrotar cualquier obstáculo. En convivencia con la sociedad y la naturaleza, el individuo, a veces sin saberlo, siempre escoge entre dos filosofías para vivir: la ciencia para la liberación (el ser) o el conservadurismo metafísico (el no ser).

Desde que nacemos hasta que morimos, la vida nos da claros ejemplos. Quien se rinde a la filosofía del “no ser”, renuncia al poder transformador que poseen todos los individuos de la especie humana; se evade a si mismo y le cede el timón de su vida a entidades divorciadas del razonamiento y el progreso (supersticiones, tradiciones y miedos ancestrales) a cambio de ilusoria protección. El conservador no vive realmente, sólo sobrevive y ve limitaciones donde otros ven posibilidades. Es un esclavo de dogmas heredados para quien las desigualdades son un hecho natural, pues no sabe que son un producto social del primitivismo. Siempre ve la innovación como un riesgo condenado a la desdicha, es alguien esencialmente vacilante cuyo pánico al fracaso reprime sus virtudes hasta destruirlas.

Dijo Hamlet: “¿Qué es más noble para el alma, sufrir los golpes y las flechas de la injusta fortuna o tomar las armas contra un mar de adversidades y oponiéndose a ellas, vencerlas?” Por esto digo, seamos los revolucionarios del “ser”, despleguemos todas nuestras capacidades y escribamos dignamente nuestra propia historia.


Monólogo de Hamlet: "Ser o no ser, esa es la cuestión. ¿Qué es más noble para el alma sufrir los golpes y las flechas de la injusta fortuna o tomar las armas contra un mar de adversidades y oponiéndose a ella, vencerlas? Morir, dormir... nada más; y con un sueño poder decir que acabamos con el sufrimiento del corazón y los mil choques que por naturaleza son herencia de la carne... Es un final piadosamente deseable. Morir, dormir, dormir... quizá soñar. Ahí está la dificultad. Ya que en ese sueño de muerte, los sueños que pueden venir cuando nos hayamos despojado de la confusión de esta vida mortal, nos hace frenar el impulso. Ahí está el respeto que hace de tan larga vida una calamidad. Pues quien soportaría los latigazos y los insultos del tiempo, la injusticia del opresor, el desprecio del orgulloso, el dolor penetrante de un amor despreciado, la tardanza de la ley, la insolencia del poder, y los insultos que el mérito paciente recibe del indigno cuando él mismo podría desquitarse de ellos con un puñal. Quejarse y sudar bajo una vida cansada, pero el temor a algo después de la muerte – El país sin descubrir de cuya frontera ningún viajero vuelve- aturde la voluntad y nos hace soportar los males que sentimos en vez de volar a otros que desconocemos. La conciencia nos hace cobardes a todos. Y así el nativo color de la resolución enferma por el hechizo pálido del pensamiento y empresas de gran importancia y peso con lo que a esto se refiere, sus corrientes se desbordan y pierden el nombre de acción"

VER PUBLICACIÓN EN:

http://www.panorama.com.ve/16-07-2010/655406.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario