17 febrero, 2008

REY DE ESPAÑA ¿EN NOMBRE DE QUIÉN?

Autor: Jesús Silva R.


No será este artículo uno más de los inscritos en la irracionalidad del ultranacionalismo ni el planteamiento de un conflicto de “venezolanos versus españoles”, pues mal pudiéramos extender a todo ese pueblo hermano la critica dirigida a una institución y un personaje que, conforme a los principios de la democracia, no los representa. Para fines pedagógicos, es importante precisar la descripción de lo que socialmente representa un Rey y deslindarlo de su pueblo. Sin duda que de todos los sistemas de gobierno conocidos en la humanidad, no existe uno más atrasado y enemigo de la clase popular que la Monarquía; de allí que revisando la historia de Venezuela, observamos que el Imperio Español impuso sobre nuestro territorio la más aberrante división de clases entre blancos peninsulares, blancos criollos, indígenas, esclavos, pardos y blancos de orilla. Un régimen de total desigualdad económica, política y social donde la Corona gobernaba con el carácter de “representante de Dios en la tierra” y ejercía un poder ilimitado frente a los demás seres humanos. Fue precisamente ese concepto de “poder divino” de la Europa Monárquica, la que le costó a América la matanza de 70 millones de aborígenes y la esclavitud de 12 millones de africanos durante el período de invasión y ocupación de nuestras tierras conocido como “La Conquista”.Es desde una perspectiva internacionalista revolucionaria que los defensores del Estado Democrático y partidarios de la eliminación de la sociedad de clases, fijamos una postura de categórica solidaridad y respaldo hacia los movimientos progresistas españoles, por ser ellos los auténticamente representativos de la clase popular y persistir en su lucha por reinstaurar una España Republicana, verdaderamente democrática y anticapitalista, capaz de promover la unidad y reconciliación plena entre madrileños, catalanes, vascos, gallegos, canarios, andaluces y demás habitantes de las comunidades autonómicas de tan heterogénea nación. Finalmente recuerdo que como estudiante extranjero en ese país, le pregunté a un profesor nativo “¿acaso no es tu Rey en el fondo un actor político?” Y me contestó graciosamente: “No. Él es solo un abuelito que da consejos”. Creo que estas reflexiones otorgan bases para manifestar nuestro rechazo a la figura del Rey de España, por representar uno de los últimos esqueletos ambulantes de un modelo político que sigue exterminando masivamente vidas humanas. Ese mismo Rey que ayer en nombre de “Dios” nos enviaba sus tropas para masacrar América y saquear nuestras riquezas, es el mismo que hoy en nombre de “Bush”, y del Capitalismo guerrerista transnacional, sigue asesinando en Irak y robando su petróleo. ¿Vienes por el oro o el petróleo? ¿En nombre de Dios o en nombre de Bush? ¿Hoy a quién quieres callar? Contéstanos Rey.

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